La feria de san Martino amaneció ayer con las alforjas repletas de público y productos del campo en un día de veranillo soleado, con temperaturas por encima de los 20 grados. El buen tiempo atrajo no solo a los visitantes sino también a los vendedores, más de medio centenar de pequeños productores, en su mayoría de tierra de Los Valles, se dieron cita en el entorno urbano de la Torre de Mombuey.

La calle de la Iglesia se coloreó de cajas y puestos de verde pimiento, amarillo patata, marrón cebolla y rojo guindilla. Nada que ver con la niebla de la capital y alrededores. Los productos de otoño recién cogidos, como las castañas, las nueces, e incluso un surtido repertorio de legumbres copaban los barreños y las cestas de la compra. Precios y calidades para todos los gustos y apaños. Y entre col y col, asomaban los puestos de ropa, bisutería y mucho bacalao que partir. La lonja de porcino, que antes preocupara a los carballeses en este día de feria, casi pasa desapercibido.

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La imagen de san Martino salió puntual a las doce y media del día para recorrer el conjunto urbano y asomar en una pequeña procesión por la carretera nacional. El alcalde de Mombuey acompañado del diputado Ángel Prada, a falta de la presidenta de la Diputación que todavía no ha aparecido en Sanabria y Carballeda para apto oficial alguno ni en las fiestas comarcales principales, acompañaron la procesión junto con otros alcaldes y los concejales de la corporación de Mombuey, además de los representantes de la Benemérita. El grueso de los alcaldes, una treintena de Sanabria, Carballeda y Tábara, seguían enclaustrados en el Centro de Salud en un largo debate de las Unidades Básicas de Servicios, cuando la procesión llegaba al templo al son de la música de gaita y tambor de la asociación La Candonga. De manera oficial ayer no era fiesta local en la villa para facilitar que el comercio abriera sus puertas en un día de máxima concurrencia comarcal, pero de hecho era fiesta y grande.

El párroco de Mombuey, Manuel Benavides, ciñó su sermón al culto al segundo patrón de Mombuey, san Martín de Tours, que cede el paso a la Virgen de la Asunción. Recordó la importancia de Mombuey en la Edad Media, y especialmente la feria de año, todos los 11 de noviembre, de san Martino en la que se fijaba el precio del cerdo para todo el noroeste de España.

La importancia del enclave era tal que llegó a tener partido judicial propio en la Edad Moderna. Una feria que para deseo del párroco "no se debe perder". De san Martín de Tours, niño precoz que entró en el ejército y con 15 años se hizo catecúmeno, resaltó que "fue militar por la fuerza, monje por gusto y obispo por obligación".

En las tertulias hubo un recuerdo para el fútbol a lo grande. Miguel "Pechuga" San Román, el que fuera portero del Atlético de Madrid, fallecido la víspera de san Martino, era hijo de Mombuey. Algunos vecinos pedían que se le dedicara una calle y si era necesario hasta un monumento en la plaza pública, en su recuerdo y en el de su familia que ha seguido frecuentando la cuna carballa. Desde hacía un par de años no venía por Mombuey, ausencia que sus convecinos achacaban a su edad y a su salud.