Vigo ha recuperado uno de sus deportes más tradicionales: los bolos. La competición reunió a treinta participantes y a un centenar de personas de todas las edades en el bar L'Escuela que disfrutaron de este antiguo juego durante toda la tarde.

"Lo más importante para jugar bien es tener una buena piedra y un poco de suerte" afirman los jugadores. Sin duda, la piedra es el elemento fundamental en este deporte, que consiste en tumbar troncos de madera desde varios metros de distancia, tirando con fuerza una piedra. El jugador que consigue volcar el bolo obtiene diez puntos, mientras que aquel que deja la piedra más cerca del tronco gana cinco puntos y empieza lanzando en la siguiente ronda. El juego se desarrolla hasta que una de las dos parejas llega a los 100 puntos, momento en que gana la partida y pasa a la siguiente ronda.

Los asistentes comentaban que "las nuevas generaciones vienen pisando fuerte" y así se demostró cuando cuatro jóvenes de sólo 15 años llegaron a la final del campeonato eliminando a participantes mucho más experimentados. La última partida estuvo muy reñida, terminando con un resultado de 100-85 y despertando el aplauso de todos los asistentes. Los ganadores explicaron que habían practicado bastante este verano, "jugando algunos días para divertirnos", y que lo seguirán haciendo para mejorar y volver a ganar el año que viene.

Los adultos, que llevan muchos años participando en esta competición, aseguran que es una forma perfecta de revivir las tradiciones del pueblo y enseñárselas a los más pequeños, además de una ocasión para pasar la tarde en familia. La tarde finalizó con una divertida merienda a base de empanada para todos los participantes y el público, que animó a los jugadores a lo largo de toda la competición.

Vigo organiza cada verano este campeonato, por lo que no es extraño ver a niños y mayores jugando a los bolos en las tardes de agosto para pasar el rato y practicar para esta ocasión. Además, en las fiestas patronales del pueblo en honor a la virgen de Gracias, que se celebran a finales de mayo o principios de junio, siempre se organiza una competición de bolos para mantener vivas las antiguas tradiciones, especialmente en fechas señaladas. Cada vez son más los vecinos y visitantes que se animan a participar, de forma que este juego sanabrés se mantendrá vivo durante muchos más años, gracias a los adultos que se lo transmiten a las siguientes generaciones, y a los más jóvenes que comienzan a aficionarse al deporte.