Solo la gente mayor recuerda cuando la función de vísperas del Zangarrón de Sanzoles acababa en la iglesia. Hace medio siglo o más que se rompió una tradición que nadie sabe cuando se inició. La ruptura de ese cordón umbilical que unía el principio de la fiesta con la iglesia se ejecutó por voluntad de los representantes de esta última. Fueron los últimos curas que ha tenido la parroquia sanzolana quienes dejaron morir esa costumbre, que llevaba a fieles, quintos-danzantes y Zangarrón -sin estar vestido de tal- al templo el día de Navidad, al comienzo de la noche. Entonces, hace cincuenta años, se rezaba en el templo la novena de San Esteban, el patrón de los mozos, que se celebra el 26, día grande del festejo.

Si un cura borró la tradición, otro, el párroco actual de la localidad, Manuel San Miguel Salvador, que también presta servicio religioso a los fieles de otras muchas localidades de Tierra del Vino, la recupera ahora. Mañana, día de Navidad, la comitiva del Zangarrón, después de bailar -y correr- por las calles del centro de la localidad acudirán a la iglesia para participar en un oficio religioso. Vuelve la función a recuperar una costumbre de antaño.

Entre los vecinos, la decisión del sacerdote de volver a a abrir la iglesia a la fiesta ha sido muy bien acogida. "Es una forma de completar el ciclo, de recuperar algo que se hacía y que, por decisiones ajenas a los participantes de la fiesta se dejó de hacer", asegura Tanis Hernández, el director de la función, quien recuerda que "antaño los quintos entraban en la iglesia cada uno con una palmatoria y una vela; la escena impresionaba".

Las vísperas se celebran mañana, Día de Navidad, a partir de las siete de la tarde. Los quintos llevan varios fines de semana ensayando para que bailes y toque de castañuelas salgan a la perfección. También ha consumido meses entrenándose Jaime Salvador, que este año encarna la figura principal de la fiesta, el Zangarrón. La responsabilidad es máxima y quien oficia como personaje más expuesto en la mascarada, lo sabe. Encarnar el Zangarrón es uno de los mayores honores de un hijo de este pueblo de Tierra del Vino, un orgullo para toda la familia y una manera de entrar en la pequeña historia de la localidad.