«Esto es de impotencia total, ver el reguero de animales muertos, es que te dan ganas de llorar». El ganadero de la familia Ferrero, de Villaescusa, no puede disimular el hastío que siente tras el último ataque de lobos que se ha saldado con la muerte de unas 85 ovejas y más una decena malheridas. «Podemos hablar de un centenar de animales perdidos porque los problemas con muchas de ellas vendrán ahora, algunas son prácticamente insalvables; esto es demasiado, creo que estamos ante el ataque más grande registrado en La Guareña. Ni los del seguro se creían lo que estaban viendo» apuntaba Alejandro Ferrero, miembro de la familia de ganaderos de Villaescusa que viene sufriendo sucesivos episodios, aunque ninguno de esta envergadura. «Hemos tenido ataques consecutivos, el último a finales del año pasado cuando nos mataron cuatro terneros y de vez en cuando nos llevamos un susto, pero esto ha sido una barbaridad».

Ocurrió la noche del 22 al 23 de enero en un aprisco donde guardaban un millar de ovejas de raza castellana, situado a un kilómetro y medio de Villaescusa, en la llamada zona de «El Sierro». A primera hora de la mañana el pastor se encontraba con el dantesca imagen de los cadáveres esparcidos, muchos de ellos con mordeduras en las gorjas, otros prácticamente devorados. Ni los cuatro mastines al tanto del rebaño ni el cercado impidieron la escabechina protagonizada por «cuatro o cinco lobos» calculan los ganaderos afectados, a juzgar por las dimensiones del suceso. «A diez metros tenemos cincuenta becerros y no los han tocado, pero veremos a ver la próxima vez» dicen temerosos.

«Estamos flipados ante este ataque monstruoso, hemos tenido otros y al final casi que te acabas acostumbrando pero es que esta desgracia supera todo» insistía Alejandro Ferrero. «Estamos hablando de daños valorados en unos doce mil euros; es un desastre económico para una explotación. A ver quién aguanta un zambombazo de dos millones de pesetas; lo dejan a uno en la calle».

La familia Ferrero contabiliza una decena de ataques a lo largo de los dos últimos años en una comarca de La Guareña donde empiezan a ser frecuentes estas lobadas. «La situación en Bajo Duero es muy preocupante; sin ir más lejos el 25 de diciembre hubo otro gordo a tres kilómetros de aquí, en Cañizal, con cincuenta ovejas muertas. Esto no hay quien lo aguante», se queja el ganadero de Villaescusa. A continuación los lamentos son contra la Junta de Castilla y León, «que nos obliga a suscribir un seguro de responsabilidad civil y no tenemos por qué gastarnos el dinero. Que lo paguen ellos si es que quieren tanto a los lobos».

Estos ganaderos, que se confiesan «cansados», piden «más batidas» ante lo que consideran «un aumento bestial» de la población de lobos en la comarca de La Guareña. «Porque es muy bonito que sea un animal intocable y los ganaderos estemos pagando el pato». Según estos ganaderos de Villaescusa, el área entre Cañizal, Fuentelapeña y Villaescusa es «peligrosísimo» y calculan que «en los últimos dos o tres meses los lobos habrán matado más de doscientas ovejas. ¿Hay derecho a esto?».

¿Solución? «Que los maten o que los controlen, o que se los lleven los políticos a su casa» reaccionan con rabia los afectados. «Que den más permisos para matar al lobo porque la patrulla es consciente de que los hay, los vigilan y saben que aquí hay un paso enorme, los tienen controlados. Así que hagan algo».