Plaza de toros portátil de Villaralbo

Festival Taurino Mixto sin Picadores.

Tarde: Calurosa con poco más de media entrada

Toros: Cinco novillos de la ganadería «El Carmen» de Argujillo: uno, para rejones y cuatro para lidia ordinaria. Al tercero le dieron la vuelta al ruedo. El primero con un defecto en la vista se las hizo pasar canutas al matador de Barbate.

Incidencias:

El rejoneador Luis Rodríguez: oreja.

J. A Canales Rivera: Pitos, silencio.

Alejandro Conquero, en sustitución de Martín Campanario: oreja y rabo. Oreja.

En el preámbulo de la lidia de un novillo para rejones, el madrileño Luis Rodríguez demostró que está muy verde y se vio superado en todo momento por las embestidas del correoso novillo de El Carmen, por lo que sus cabalgaduras fueron alcanzadas en diversas ocasiones y lo mejor que tuvo en su actuación fue una banderilla al estribo y el rejón de muerte con el que mató al eral al segundo intento. A continuación empezó el festejo de lidia ordinaria en el que el matador de toros Canales Rivera y el joven onubense Alejandro Conquero, de 17 años, que sustituía al anunciado Martín Campanario, se dieron con un encierro de la ganadería El Carmen, de Argujillo, que hacía su debut después de dos años de tener el ganado en las tierras de la Guareña.

Canales Rivera demostró que no está con ganas ni con aptitudes para solventar las dificultades que le puedan presentar sus oponentes, en este caso dos erales. Bien es cierto que el primero presentó problemas graves ya que estaba reparado de la vista y complicó la lidia pero no es menos cierto que un matador de toros si no es capaz de solventar las dificultades de un eral debe dedicarse ya a otros asuntos. Además, perpetró un alevoso asesinato metiéndole la espada por un costado con intención de quitárselo de en medio. Por lo que no fue un accidente el que la espada le cayera baja, sino que apuntó a los costillares sin ni siquiera haberlo puesto en suerte.

Después de la bronca que escuchó por parte del respetable quiso enmendarlo con un quite del perdón en el siguiente novillo del joven novillero y en el segundo que le correspondió en suerte, pero sin embargo su actuación no pasó de discreta y después de diversos pinchazos entró a descabellar sin tan siquiera haberle clavado la espada.

El jovencísimo novillero Alejandro Conquero, que sustituía al vasco que apareció anunciado en los carteles, fue la sorpresa agradable de la tarde. Como es lógico demostró sus carencias pero también sus ganas de agradar y de querer vivir de esto. En el primero, un precioso novillo muy en la línea Raboso, bravo y al que el público premió con la vuelta al ruedo, estuvo siempre queriendo hacer las cosas bien sobre todo por el pitón izquierdo. Estuvo siempre presentándole la muleta con la mano adelantada y colocándose entre pase y pase. Las manoletinas finales con las que cerró su faena dieron paso a un pinchazo y una estocada contraria de efecto fulminante que sirvieron para que el publico volcado le pidiera los máximos trofeos.

En el último de la tarde, un novillo que presentaba dificultades, estuvo también muy decidido y torero. Además, supo terminar con un espadazo de efectos fulminantes por lo que el público le pidió la oreja y le permitió salir a hombros.