La «Semana Santa de Bercianos es fuente de solidaridad vecinal, cariño y respeto por los fallecidos, la Pasión de Cristo vivida desde la fe más pura». Esta fue la sentencia del fotógrafo Rafael Sanz Lobato, «Premio Nacional de Fotografía 2011 del Ministerio de Cultura, al pisar ayer tierras alistanas, aquellas a las que llegó hace ya 43 años para retratar las procesiones de Jueves Santo y Viernes Santo y darlas a conocer por todo el mundo.

Sanz Lobato fue homenajeado el día 23 de febrero de 2013 en Madrid por la cofradía del Santo Entierro, aseverando entonces que «no quiero morirme sin visitar otra vez Bercianos». Y así ha sido. Ayer cumplió su deseo, donando nuevas estampas de la Pasión que se suman a las 150 que ya había donado.

En su memoria guarda a buen recaudo aquella Semana Santa de 1970 cuando durante tres días inmortalizó con su cámara Nikon la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth en Bercianos: hombres de capas pardas alistanas de honras y mortajas de blanco lino; mujeres de negros mantones y pañuelos.

Este año le invitaron a procesionar en el Santo Entierro: «cuando compré la capa alistana en 1973 me hubiera gustado, pero esta última Semana Santa no pude venir porque no estaba en condiciones físicas. Mis piernas ya no aguantan. Probé. Me di un largo paseo por Madrid, no aguanté y me dije no, pues procesionar con la capa añade sus nueve kilos de peso en seco y un trazado largo y cuesta arriba».

El pueblo recibió al ilustre fotógrafo haciéndole participar de la tradición con la celebración por parte de los vecinos de un concejo para adecentar a prestación personal la ribera del río Aliste en la zona urbana donde antaño estaba el puente de piedra. Luego todos participaron en una convidada de hermandad en la que participaron niños, jóvenes y mayores.

Se emocionó: «en Bercianos hice el reportaje fotográfico mejor de mi vida» y al pisar esta tierra algo le entristecía: «antes recuerdo paredes de piedra y tejados de pizarra. Belleza pura. Ahora hormigón y ladrillos de cara vista. Esto me gusta menos». Hablando de su otra pasión, la fotografía, Sanz Lobato se muestra muy preocupado y pesimista: «El panorama está muy mal, lo veo muy negro, negrísimo. La mayoría, aunque no todos, por fortuna, se han pasado a la fotografía digital y estamos viendo unas cosas horrendas». Reconoce que nunca se ha adaptado ni adaptará a la alternativa digital: «la belleza de un haluro de plata jamás podrá ser igualada por lo digital. Muy sencillo: entre otras muchas cosas las sombras se empastan y son una cosa irreconocible».