La «Raya» de Aliste y Tras Os Montes ya tiene su novela sobre la Guerra Civil y sus graves consecuencias a causa de los abusos de poder y la lucha entre vecinos que cultivaron los asesinatos y la venganza: «O tendré que hacerlo yo». La historia está basada en un hecho real donde se mantienen únicamente los nombres reales del penal de «El Dueso», en Santander, y la aldea de Espaciosa, en Portugal, respetándose así la identidad de las personas implicadas, que aparecen con nombres ficticios. Lo peculiar del caso es que las arduas investigaciones y redacción de la novela no es obra de ningún famoso o experto escritor. Sus autores son siete niños y niñas que el pasado año cursaban sexto en el Colegio Comarcal de Educación Infantil y Primaria «Virgen de la Salud», de Alcañices: Laura Anjo Ratón, Rubén Domínguez Casado, Lucía Garrido González, Abel López Blanco y Tíffany Martín Fernández, de Alcañices; Clara González Blanco, de Bercianos; y Víctor Peña Esteban, de Matellanes. Los niños fueron dirigidos por el profesor Modesto Ramajo.

Los alumnos, con cuatro datos que habían oído contar a sus abuelos, preguntaron durante muchos días a los mayores sobre los hechos que después plasmaron en la novela. Narran aquellos años de pobreza que pasaron sus abuelos.

Según su tutor, del colegio «Virgen de la Salud», la obra la fueron escribiendo en el marco de las clases de Lengua Española. Lo hicieron tan bien que surgió la idea de publicarlo, algo que se ha conseguido ahora.

Se narra la historia de una mujer rural dura, esclava de su trabajo, con familia, miseria y cargada de hijos, ocho, lo normal en la posguerra, con la peculiaridad de que enviudó joven: su marido fue asesinado por los militares del régimen. Una desgracia que se acentúo cuando asesinaron a uno de sus hijos.

La historia tiene lugar en un pueblo alistano, cercano a la Frontera con Portugal. La Guerra Civil había terminado y corrían tiempos de venganzas de los vencedores con los vecinos. Rosario vio como se llevaban a su marido Ramón. Hubo un último abrazo y las últimas palabras del alistano sonaron a sentencia refiriéndose a sus hijos: «Cuídalos, que yo ya no volveré nunca más». Ambos sabían a donde le llevaban. Le subieron a un camión que le llevó junto a otros hacía una fosa en el cementerio donde fue abatido por balas envenenadas de odio.

Un noche de otoño, como era habitual, los mozos se juntaron en la cantina de «Ti Anselmo». Cuando ya el vino había corrido, un mozo Ángel, lanzó la apuestas al hijo de Rosario, José: «A que no eres capaz de quitarle la novia a Gonzalo, hijo del alcalde». Nerea era a su vez la hija del médico. El aceptó y una noche, al salir del Rosario abordó junto a la iglesia de San Pedro Apóstol a la joven. La cosa fue bien. A ella siempre le gustó José, aunque su familia solo tuviera cuatro vacas y la del alcalde diez. Gonzalo les vio y es espío. El día 20 de noviembre de 1941 José al regresar a casa de la cantina escucho gritos en «El Callejón» y allí apareció Gonzalo con un cuchillo matancero y lo asesinó.

La historia llega a su punto álgido cuando la madre reunió a sus hijos y les pidió que matarán a a Gonzalo. Mario, con 19 años, aceptó: «Yo lo mataré madre, aunque me cueste mi desgraciada vida». Y así sigue la novela hasta desgranar el desenlace de una historia que todavía se cuenta en Aliste.