«Las llamas corrían como los coches». Así describía ayer un vecino el avance del fuego hacia el pueblo de Videmala. Eran como las diez de la noche cuando un frente luminoso activó la alerta entre el vecindario. «Salí de casa para coger la ropa y le dije a mi padre: veo algo rojo. Me dice, será la luna y, si si, la luna y el sol; era un fuego como un castillo», cuenta Iván Ramajo.

El incendio, a todas luces intencionado, se dio por controlado a las seis y media de la tarde de ayer en medio de las dificultadas que generaba el intenso viento. Medios aéreos de Villaralbo y Rosinos junto a un amplio despliegue terrestre trabajaron durante toda la jornada para combatir las lenguas de fuego que permanecían activas.

El incendio se había declarado minutos antes de las diez de la noche en la raya con Villanueva de los Corchos y en muy poco tiempo, favorecido por el viento, avanzó hacia Videmala desatando la alarma entre los vecinos, que se echaron a la calle temerosos de que el fuego pudiera llegar hasta el mismísimo casco urbano. Se quedó a escasos metros. Tal era el riesgo para la población que a las 23.25 horas de la noche del lunes la Junta declaró nivel 2 y el delegado territorial comunicó la situación a la subdelegada del Gobierno, según establece el plan contra incendios forestales.

«Desde lo alto hasta el pueblo se presentó en un minuto, aquello metía miedo» describe Iván Ramajo mientras comprueba junto a su madre, Mª Isabel Fernández, el desolador paisaje que ha dejado el fuego a escasos metros de Videmala y de la nave donde guardan el ganado. «No había quien respirara, se ahogaba una; estaba todo el mundo con las bufandas y chaquetos», cuenta la señora.

Un técnico, cuatro agentes medioambientales, tres autobombas, dos bulldozer, dos cuadrillas más los bomberos de Sayago y San Vitero, la Guardia Civil y voluntarios del pueblo trabajaron intensamente durante tres horas para evitar la propagación de las llamas hacia Videmala. A la 1.30 de la madrugada de ayer la Junta bajaba el incendio a nivel 1 de peligrosidad, una vez que se consiguió sofocar el frente que se dirigía al pueblo.

El incendio, que llegó a tener un frente de kilómetro y medio, se centraba ayer en las vaguadas situadas en las cercanías del embalse de Ricobayo, donde durante todo el día estuvieron desplegados medios aéreos y terrestres para intentar sofocarlo. Las lenguas de fuego permanecieron activas a lo largo del día por el fuerte viento reinante en la zona, lo cual dificultó las tareas de extinción del operativo que recibió el apoyo de cuadrillas llegadas de Valladolid y Salamanca.

«El daño ya está hecho», lamentaba el alcalde de Videmala, Manuel Rodrigo, una vez pasado el susto. El Cabezo, la Corona, Valfondo, los Altares, Trasillada, las Cumbres, Valdemolino... Todos los parajes han sido pasto de las llamas. «Hubo momentos malos porque había mucho viento y parecía que no se podía cortar el fuego» cuenta el regidor. Por fortuna la actuación de medios y vecinos evitó la temida propagación a las casas pero no paró el incendio que avanzó hacia la zona del embalse. Por el camino ha quedado un rastro desolador. Las jaras que tantas setas proporcionan en el otoño han quedado arrasadas, igual que la leña de encina, también afectará a la fauna y al coto de caza donde el jabalí, conejo o perdiz. «Es una pena, ha quedado todo arrasado», expresa Manuel Rodrigo, convencido de que el fuego ha sido intencionado.