Aunque algunos rumores apuntan a que tanto Silván como Mañueco, cada uno por su lado, están ya recabando avales, en círculos internos del PP se duda de esta teoría y se achaca a la confusión creada con la inscripción de militantes para votar en primera vuelta que, por cierto, está lejos, hasta ahora, de resultar con una participación abrumadora. "Si fuera así lo tendrían que hacer en secreto y sería muy violento si Herrera se presenta. Tampoco es que sea una labor complicada, basta reunir 90 avales, así que no tiene por qué haber prisa en ese sentido", explican dichas fuentes.

Porque, a pesar de todas las especulaciones, solo hay una cosa asegurada: si Herrera decide continuar, nadie le cortará el paso, ni en la región ni en Madrid. Sus 16 años con tres mayorías absolutas y la actual, dependiendo como Rajoy, de un pacto con Ciudadanos, le avalan ante un partido que nunca menosprecia a barones de solvencia demostrada.

Esa idiosincrasia del PP que hace inimaginable la existencia de dos candidatos, al menos hasta ahora. ¿Y una tercera vía? No falta quien la apunta, pero en ningún caso sería el vicesecretario Pablo Casado, diputado por Ávila, sí, pero considerado "político de laboratorio" sin recorrido en la región, porque no gustaría ni a partidarios de Herrera y Silván, ni tampoco sería recibido con los brazos abiertos por los seguidores de Mañueco. Aún existe otro nombre con posibilidades: la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, nacida en Valladolid, con raíces zamoranas, a la que Herrera parece mirar con buenos ojos y, es de suponer, con la bendición de Génova al formar parte del Gabinete de Rajoy.

La solución, probablemente, mañana, pero tampoco es seguro. El PP puede plantear, si llega el caso, una ampliación del plazo para la presentación de candidatos que empezó a contar el pasado día 3. De momento, toca esperar.