Leovigildo Martín, el párroco de Santa María de Azoague y principal artífice de la rehabilitación y preservación del principal templo de la ciudad, se jubila con 80 años de edad. Así lo anunció ayer en la primera misa de la mañana, posteriormente en la iglesia de San Isidro, donde por falta de sacerdotes también oficiaba desde hace años, y finalmente en la misa de mediodía.

Gildo Martín se va pero sin irse porque ocasionalmente seguirá oficiando. Por falta de vocaciones y de sacerdotes, no habrá relevo oficial. Así las cosas, el párroco de San Juan de Mercado, César Salvador, se ocupará de oficiar también en Santa María la Mayor, y al parecer también en San Isidro.

Con todo, Leovigildo Martín seguirá dando misa en Santa María. No lo hará por las noches, y ni a primera hora de la mañana, sino de vez en cuando y a horas ni tempranas ni tardías. El párroco ha sido durante décadas el primer defensor del viejo templo benaventano; ha impulsado numerosas reformas, algunas de envergadura y con ayudas públicas, pero muchas de ellas con fondos de la parroquia. Se va sin haber logrado remozar el suelo del templo, aunque esta labor también parece haberla dejado encarrilada.