Las sandías que se venden en Morales del Rey siempre han tenido fama, pero este año las medidas y pesos de estas frutas han batido récords y se han salido del tiesto. La «hermana mayor» de esta temporada llegó a pesar 23,5 kilos. Se la llevó el sobrino de un vecino del pueblo para ponerla en una tienda en Salamanca, según explicó Joaquina Palmero, ya jubilada y muy acostumbrada a que la llamen para fotografiarse junto a estas enormes y exquisitas frutas.

Ahora son sus hijos los que continúan con la tradición bajo el nombre empresarial de Hijos de Antón Palmero, aunque en el pueblo son más conocidos como Los Chaparros, «porque ya a su abuelo lo llamaban así», dice Joaquina, que actualmente tiene 71 años, una salud envidiable y una bonita casa en Morales en la que ofrece ayuda a todo aquel vecino que lo necesite.

En su casa llevan 22 años sorprendiéndose de que no sea sólo uno o dos las sandías que alcancen tales pesos y dimensiones, sino que la mayoría de la recogida necesita un delicado proceso de carga, transporte y descarga para evitar que se dañen.

A escasos metros de su casa tienen el almacén, lugar hasta donde se acerca gente de otras localidades, como por ejemplo, Benavente. Palmero asegura que si la sandía está abierta «la pruebo siempre antes de venderla para asegurarme que está buena, porque lo importante es mantener la calidad».

La siembra de estas sandías se realiza en el páramo de León, en una tierra pedregal que lleva el mismo nombre que el apodo: la finca de los chaparros, la cuál sólo riegan en la época de plantación. «Ellas solas buscan las raíces», explica la mujer refiriéndose a las frutas, asegurando también que sólo utilizan «abono de vacas» y que «están sobre un plástico y no tienen herbicidas». Defienden lo natural y rechazan en la medida que pueden aquello que no lleve productos químicos porque «les mata todo, hasta el sabor», según las palabras de la protagonista de esta historia, que estará en Benavente en la Feria del Pimiento, una cita a la que no suele faltar.

La sandía más pesada que han llegado a tener fue de 35 kilos, una cifra que pronuncia en medio de una amplia y orgullosa sonrisa.

Fue precisamente La Opinión-El Correo de Zamora el primero en descubrir en 2001 las llamativas sandías que cultivaban esta familia y a raíz de su publicación el resto de medios se hicieron eco de la noticia. «Me hace gracia cuando veo a otras personas con frutas que pesan 15 ó 17 kilos. Eso para nosotros es lo normal, dice Joaquina, cuyo posado con la sandía se va a hacer más famoso en la provincia que el de Ana Obregón en bikini para dar comienzo al verano.