La comarca se vistió ayer de romería. El segundo domingo de mayo es por excelencia una de las jornadas del año que cuentan con una mayor presencia de imágenes de vírgenes en las calles. De vírgenes y de santos patronos. Novenas con diferentes advocaciones se celebraron ayer en varias localidades de los Valles benaventanos, pero era la Señora del Valle, Santa María para más señas, Nuestra Señora la Virgen del fértil valle que atraviesa el arroyo Ahogaborricos, la muy venerada imagen de los devotos de las localidades leonesas de Audanzas y San Adrián, y las zamoranas de Fresno de la Polvorosa, Maire de Castroponce, Pobladura, La Torre, Paladinos, Villabrázaro y la anfitriona, San Román del Valle, la que concita una numerosa presencia de público en esta época de verdes campiñas.

Al mediodía salía la Señora del Valle de la iglesia parroquial de San Román hasta la plaza del pueblo para enfilar una comitiva romera por el camino hasta el antiguo convento franciscano construido a principios del siglo XIV. Sus ruinas esperaban la llegada de los romeros para ser testigos mudos del encuentro de devotos. El pendón de Pobladura se encargó de abrir el desfile. El único que se atrevió a desfilar ante la Señora dejando en evidencia al resto de pendones y pendonetas de las localidades devotas. El portador del ramo de las roscas de la Virgen, la banda de música «Renacer» de la localidad leonesa de Laguna de Negrillos y los romeros arropando a la Señora y una pequeña imagen del Niño Jesús portada en andas por mujeres ataviadas con trajes regionales. Una misa solemne en la explanada del convento venía a imprimir el sello de los romeros que antes habían obsequiado con flores a su patrona. Desde el cerro, el antiguo crucero también era otro de los testigos mudos de la celebración mariana al igual que las ruinas del antiguo convento.