Ya sea en verano o en invierno, con calor o con frío como en la gélida mañana de ayer, un grupo de vecinos mayores de Santa Colomba de las Monjas acude diariamente al frontón municipal para jugar al frontenis «para hacer ejercicio y pasarlo bien», dice Félix Nieto Zurrón quien a sus 86 años de edad no falla ni un día a la cita con el ejercicio diario. Otro tanto hace el más longevo del grupo, a sus 88 años Marcelino Rubio, provisto de su mochila a la espalda con su raqueta, se quita la cazadora y se apresta a salir a la pista donde ya se encuentran sus compañeros de juego. El primero de ellos con 13 nietos y 2 biznietos y el segundo soltero no paran de gastar bromas a sus compañeros algo más jóvenes aunque ya con abundantes canas.

Tanto Félix como Marcelino, Leonardo, Ignacio, Aquilino, Leandro, Dionisio, José Antonio, Alfredo, Esteban o Víctor suelen ser asiduos de lanzar pelotas sobre el muro verde del frontón de Santa Colomba de las Monjas durante casi tres horas diarias. Y así durante todos los días desde hace ya casi 20 años en que se construyó el pabellón deportivo en esta localidad a excepción de los festivos, aunque la jornada de ayer era un poco atípica. Hasta la hora del almuerzo, el grupo de vecinos mayores de Santa Colomba de las Monjas realiza la actividad física con la asidua participación de algunos vecinos de Benavente. Juegos entre parejas o tríos, en función del número de participantes, los mayores de Santa Colomba hacen sonar con fuerza la pelota sobre los fríos muros del frontón.

Todos elogian los beneficios que les reporta para la salud el ejercicio físico diario. «Nosotros no sabíamos coger una raqueta, siempre fuimos agricultores» explica Félix «pero mira adónde hemos llegado, somos capaces de competir con los mejores», advierte entre risas irradiando energía a la vez de explicar que el mejor regalo de reyes recibido ha sido «la salud» que le reporta el ejercicio diario y «un mejor carácter». No obstante, algunos de sus compañeros lo señalan como «un poco pesado» y todos se ríen. Marcelino, a sus 88 años, se siente feliz con la raqueta en la mano y aventura continuar haciéndolo durante muchos años más.