La Junta de Castilla y León tiene previsto retirar los contrafuertes de la fachada del santuario de Nuestra Señora del Agavanzal, en Olleros de Tera, precisamente cuando se cumplen 62 años desde que la Diócesis de Astorga adquirió la ermita. La Consejería de Fomento ya realizó el año pasado el acondicionamiento interior del solado del templo y en intervenciones anteriores instaló el anclaje con cinchos de hierro del paramento de la fachada a la nave central. Resta por intervenir en la retirada de los contrafuertes de hormigón construidos en el año 1975 sobre la fachada principal que mira al embalse del Agavanzal, bautizado con este nombre por la antigua ermita.

La construcción de dos grandes contrafuertes sobre el muro Oeste del templo mariano obedeció a la separación de los paramentos de la nave central con el peligro de desplome de su fachada principal, según argumentaron por entonces los vecinos. Una vez resuelto el problema, tras las actuaciones de obra realizadas posteriormente, los devotos de la patrona del Agavanzal requieren la retirada de «los falsos muretes que tanto afean la fachada», aseguran.

Fue un 17 de octubre de 1950 cuando el entonces prelado astorgano, Jesús Mérida Pérez, se hizo cargo para la diócesis maragata de la ermita, casa del ermitaño, huerta y una finca por el precio de 3.250 pesetas que abonó a la hasta entonces propietaria, la baronesa de San Vicenso, doña María Menéndez Valdés y de Bustamante, legítima heredera del linaje de los Bustamante con casa palaciega en la villa toresana.

A raíz de las terceras nupcias del tercer barón de Covadonga, Ramón Valdés y Armada, mayordomo del rey Alfonso XIII, con doña María Menéndez Valdés y de Bustamente, el monarca a través de un real Decreto de 20 de octubre de 1893 (Real Despacho de 31 del mismo año), en memoria de un antiguo señorío de la Casa, que databa de 1646, otorgó el título nobiliario a la legítima heredera a la que le correspondió al fallecimiento de su madre, Eustaquia Bustamante Rodríguez, la propiedad de una finca en Olleros, de las 62 que componían la heredad de tierras denominada «La Única», procedente del Mayorazgo de Bustamante.

La operación de venta de la finca, sita en Olleros, del término de Calzadilla, se suscribió ante Gabriel Crespo Franco, notario del ilustre colegio de Valladolid con residencia en Astorga, entre el procurador benaventano Eduardo Allén Allén, actuando como mandatario de la propietaria, y el adquirente, el doctor Jesús Mérida Pérez en su calidad de Obispo de Astorga, según se desprende de la escritura de compra-venta depositada en el archivo diocesano. La venta de la ermita y terrenos colindantes por 3.250 pesetas viene a contradecir publicaciones al respecto que hablan de donación.

La venta de la familia Bustamante a la Diócesis de Astorga afecta a «la ermita con su casa (la vivienda del ermitaño) y huerta o plantío y tierra labrantía denominada del Agavanzal, sita en Olleros, en el término de Calzadilla, que todo ocupa una superficie de once heminas con inclusión de la pradera que existe alrededor de la ermita, equivalentes a noventa y cuatro áreas y dieciséis centiáreas».

En esta operación de venta se incluía igualmente la cesión a monseñor Mérida Pérez de los derechos de presentación del curato de San Pedro de la Viña correspondientes a la heredera. El templo mariano de Olleros de Tera que ha venido sufriendo constantes reformas desde su construcción en los albores del siglo XVII por don Diego de Bustamante y Melgar perteneciente a la Orden de Santiago, caballero de la reina y dueño del coto Redondo del Agavanzal, gozó ya desde sus orígenes con una bula de indulgencias para sus cofrades expedida en Roma por el Papa Inocencio X en el año 1654, a sólo unos meses antes de fallecer el pontífice en la ciudad eterna el 7 de enero de 1655. Una copia del retrato en lienzo del promotor de la construcción de la ermita se alza en el interior del templo, al igual que los de algunos benefactores ilustres junto a los exvotos en tela policromada o en cera.