Lo acaba de publicar el ingeniero de Montes de Palencia Raúl Blanco Esteban, en una tesis doctoral: Tierra de Campos sufre un grave desequilibrio ambiental, ecológico y visual debido, principalmente, a la pérdida de vegetación y diversidad ecológica, consecuencia de la intensificación de la agricultura y el desarrollo de los cultivos monocultivos cerealistas. También por la irrupción de grandes naves e instalaciones agrícolas de características poco homogéneas y, sobre todo, por la negativa evolución poblacional de la zona, trágica, según el autor del estudio (desde 1950 Campos ha perdido el 70% de su censo). El diagnóstico sirve para toda la provincia de Zamora y también el modelo de recuperación propuesto, que por eso es importante la tesis, porque apunta soluciones. Entre ellas, la restauración vegetal con árboles y arbustos, la integración paisajística de los edificios y la rehabilitación del patrimonio.

Raúl Blanco Esteban asegura que los planes y proyectos de recuperación ambiental son baratos y podrían ser asumidos por la administración regional, el Gobierno Central y los propios municipios.

No entra el ingeniero de Montes en su tesis -al menos no se cita en las reseñas periodísticas- a apuntar soluciones para frenar la despoblación. Ese problema es harina de otro costal, aunque, no nos engañemos, resolverlo sería acabar con el origen de todos los males que sufre el ámbito rural y con el desequilibrio territorial que ya es manifiesto. También frenaría el proceso más trágico que se está produciendo en medio de esta situación: la práctica desaparición de la cultura rural, una visión del mundo diferente a la urbana, que está siendo, injustamente, aplastada por esta, lo que nos está dejando a todos corridos y haciendo más pobres.