Entrevista | Pedro Andrés Arija Novillero con picadores

"Me encantaría torear en Zamora, es tierra de toros y la gente sabe mucho"

"Al maestro Jorge Manrique le debo todo, lo ha hecho a su forma, poco a poco y sin prisas y, siempre, queriendo lo mejor para mí"

El novillero Pedro Andrés, la tarde de su debut con picadores. | C. T.

El novillero Pedro Andrés, la tarde de su debut con picadores. | C. T. / Carmen Toro

El novillero vitoriano con raíces zamoranas Pedro Andrés ha debutardo con caballos el pasado domingo en Villoria (Salamanca), donde cortó dos orejas y abrió la puerta grande.

–¿Qué sensaciones se lleva de su debut con picadores?

–Agridulces. En el primer novillo estaba un poco nervioso al ser el del debut y, en el segundo, me he saciado, he tirado la moneda y ha salido cara por suerte, y he disfrutado muchísimo.

–Ha hecho dos brindis muy especiales. ¿Se pueden contar?

–Sí. El primero ha sido a mis abuelos que, por desgracia, no están ya. Y el segundo ha sido a un amigo que es como un hermano para mí, se llama Nahum y, es banderillero, ha pasado por un momento un poco complicado y creo que se lo merecía más que nadie.

–La temporada pasada la cerró con muy buenos números, ¿qué espera de esta?

–Disfrutar como lo he hecho en el segundo novillo y que salga todo bordado.

–¿Tiene algún compromiso más para esta temporada?

–De momento, nada. Tenía esta tarde y, ahora, lo que venga.

–¿Con qué compañeros le gustaría compartir cartel?

–Con el que toque. Y competir contra mí mismo, que es como voy a hacer disfrutar a los demás.

–¿Cómo le gusta torear o qué concepto quiere mostrar?

–Yo quiero mostrar que disfruto y que los demás juzguen mi forma de torear. Lo que yo busco es disfrutar y que los demás disfruten con mi toreo.

–¿Y cómo lo disfruta ?

–Cuando sale un novillo que se rebosa, como este segundo, y que se torea despacio y hay que ponerle mucha alma para cuajarlo.

–¿En qué toreros se inspira?

–Morante de la Puebla, El Juli, Enrique Ponce... cojo un poco de todos porque siempre es bueno beber de fuentes muy buenas.

–¿Qué vinculación tiene con Zamora?

–Mi padre desciende de un pueblo pequeñito, Malva. Voy de vez en cuando a visitar la tumba de mi bisabuelo con mi padre porque a él le hace mucha ilusión.

–Además, en su cuadrilla lleva a algunos zamoranos.

–Sí, mi mozo de espadas, Juan Carlos Vergel, es de Toro. Jesús Herrero, mi banderillero, es de un pueblo cercano y ahora vive allí. Rodeándote de buena gente, acaban saliendo personas maravillosas como ellos.

–¿Le gustaría torear en la provincia?

–Me encantaría. Zamora es tierra de toros y la gente sabe mucho.

El novillero Pedro Andrés, la tarde de su debut con picadores. | C. T.

El novillero Pedro Andrés, la tarde de su debut con picadores. | C. T. / Carmen Toro

–En Vitoria, donde nació, no hay oportunidades para los toreros. Por eso decidió venir, primero, a Valladolid, y después, a Salamanca, ¿verdad?

–Así es. En Vitoria no hay toros. Sólo una finquita de un amigo, donde he pasado muchas horas entrenando. Tuve que venir a la Escuela de Medina de Rioseco a formarme y coger lo que es la base y, luego, a competir en Salamanca, que hay un nivel altísimo.

–¿Qué opina de la situación de los toros allí?

–Es una pena el tema político porque hay afición. No sale a la luz porque nos juzgan, pero vas hablando con unos y otros y siempre salen aficionados donde menos te lo esperas.

–¿Qué le ha aportado la etapa castellana en su trayectoria?

–El esfuerzo y el superarme día a día porque, si no, los compañeros que vienen arreando te comen el pan. Competir y querer ser mejor que los demás para funcionar en esto.

–¿Ha sido difícil el cambio?

–Sí. Se me ha hecho complicado porque era dejar toda mi vida atrás, pero con el esfuerzo y con los triunfos que han venido, creo que ha sido lo acertado.

–Le apodera Jorge Manrique, ¿qué puede contar de él?

–Al maestro le debo todo porque, sin él, no habría toreado nada. Ha sido el que lo ha hecho a su forma y creo que ha sido la correcta: poco a poco, sin prisas y siempre queriendo lo mejor para mí.

–¿Cómo comenzó la relación?

–Él venía siguiéndome un poco, me había visto en la Escuela de Rioseco. Mi padre lo llamó y un día vino al campo a verme, otro,... y, al final, decidió dar el paso a apoderar a un sin caballos. Había que dejarlo todo para que lo diera; yo quería que me apoderase el maestro porque era lo más importante, un paso muy grande que me iba a ayudar mucho.

–¿Cómo es el día a día profesional con Manrique?

–Entrenando muchas horas y toreando de salón. Y dejándolo todo para que los esfuerzos se vean en la plaza.

–¿Le cuenta recuerdos...?

–Sí, él tiene muchas aventuras y vivencias. Y tiene un concepto muy puro, muy parecido al mío, y creo que me aporta muchísimo.

–La empuñadura de su espada es negra y no roja. ¿Por qué?

–Se la vi a mi amigo Nahum y me gustó. Era diferente y yo creo que soy un torero diferente o eso intento.

–¿Cuál es esa diferencia?

–Intento hacer un toreo profundo, despacio y vaciándome.

–Su padre fue novillero sin caballos, ¿verdad?

–Así es. Tenía el debut con picadores firmado, pero se quitó y me lo inculcó a mí.

–Entonces, ¿la vocación le vino por influencia de su padre?

–Sí, me lo inculcó. Yo veía fotos y vídeos de cuando toreaba. También íbamos a la finca del amigo que he comentado antes y, al final, rodeándome de toros,...

–¿Cómo ve el camino a futuro? ¿Cree que es difícil llegar a ser torero?

–Es muy complicado, pero seguro que todos los esfuerzos y sacrificios que estoy haciendo algún día se recompensarán de un modo u otro. Seguro.

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