Sucesos en Zamora

Un empresario de Zamora oculta ocho años el accidente que casi le cuesta la vida a un empleado

El industrial no llamó al 1 1 2, trasladó al trabajador con el fémur roto en coche al Clínico e informó de un incidente leve con una rama

El Juzgado de lo Penal condena a seis meses de cárcel al dueño de la sociedad y al gruísta que trasladó un árbol que cayó sobre el operario sin tomar medidas de seguridad

El conductor de la máquina no podrá conducir durante un año ningún tipo de vehículo

El trabajador herido grave responde a las preguntas de su abogado en el juicio.

El trabajador herido grave responde a las preguntas de su abogado en el juicio. / S. A.

Ocho años han tenido que transcurrir para que el empleado de una empresa que realizaba trabajos forestales en una chopera lograra ayer justicia por el accidente laboral grave que pudo costarle la vida al caerle un árbol encima en diciembre de 2016.

La lesión le mantuvo durante año y medio impedido para trabajar por la fractura del fémur que sufrió. El herido grave tuvo que someterse a tres intervenciones quirúrgicas entre enero y mayo de 2017 que no le han permitido recuperar la movilidad de la pierna izquierda como para reincorporarse a su trabajo como motoserrista.

La lucha del perjudicado ante el Juzgado de lo Penal se centra ahora en que la negativa de la compañía aseguradora a pagarle los 51.545 euros de indemnización que exige por el año y medio de baja, las secuelas que le quedaron y las cicatrices, una de ellas de 20 centímetros.

El empleado permaneció 518 días de baja sin poder hacer vida normal hasta los cinco meses, tiempo durante el que requirió de asistencia por una tercera persona durante ese tiempo, ya que parmaneció inmovilizado un largo tiempo.

Tras la ocultación de pruebas por parte del propietario de la empresa Maderas del Eria desde que tuvo lugar el suceso en esa fecha en la chopera en la que estaban talando y desramando árboles, el titular del negocio, imputado por una imprudencia, admitió ayer que se obviaron las medidas de seguridad y salud laboral, la prevención de riesgos laborales, y aceptó la pena de seis meses de cárcel que le pedía la Fiscalía Provincial.

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El dueño de la sociedad, de iniciales A.C.C. y ya condenado, reconoce que no se dio aviso al 1 1 2, como debe hacerse ante cualquier siniestro laboral, y todo ello, a pesar de la herida grave del empleado. Por contra, decidieron trasladarle en coche desde la chopera hasta el Hospital Virgen de la Concha para que el servicio de emergencias no informara del suceso, lo que habría implicado la intervención de la Fiscalía de oficio y del juzgado, así como de la Inspección de Trabajo para depurar responsabilidades.

Este acusado, que tampoco dio un parte real respecto de lo sucedido y se limitó a comunicar una incidencia leve a la Junta de Castilla y León, acaba de ser condenado a indemnizar al perjudicado, que inicialmente solicitaba 42.000 euros, cifra que no incluía el perjuicio por las cicatrices a la espera de que el forense, que declaró en el juicio, las valorara, médico que dejó la cuantía en manos del juez.

El otro procesado, el gruísta, de iniciales C.T.B., que admitió igualmente que manejaba la máquina y, por tanto, el chopo sin haber acotado la zona para no invadir el espacio en el que trabajaban los motoserristas, asume su imprudencia al descargar el árbol a una distancia menor de 20 metros de quien resultó herido grave, y cuando este estaba frente a la máquina.

El trabajador solo tuvo tiempo de arrojarse a un lado y caer sobre otro tronco que le impidió esquivar el golpe del que se le venía encima, según declaró, extremidad que no le quedó atrapada porque el tronco rebotó en su muslo de la inercia que llevaba. 

Un año sin conducir

Esa inobservancia del operario de la grúa sobre las normas para conducir la máquina sin riesgos, de las que advierte la empresa que vende la grúa cuando forma a los conductores, le ha costado la privación del permiso de conducir cualquier tipo de máquina o vehículo durante un año, según el acuerdo alcanzado con la Fiscalía que recogerá el Juzgado de lo Penal. Asimismo, se la condenará a seis meses de prisión, pena que se suspende con el compromiso de no delinquir en dos años. 

Ni seguridad ni organización del trabajo

La inspectora de Trabajo corroboró la versión del trabajador en la denuncia contra la empresa y el gruísta, tras la reconstrucción del siniestro que realizó la técnico de la Junta por orden del juez cuatro años después de que sucediera.

Ante la divergencia se versiones de los testigos, la técnico optó por esperar el informe del forense para llevar esa reconstrucción y comprobar que se ajustaba a lo declarado por el perjudicado durante las diligencias judiciales.

A las preguntas de la fiscal, la técnico concretó que no había medidas de seguridad y salud en el trabajo: "Estudiar el proceso de trabajo, los peligros que conlleva y definir las medidas organizativas, separar y señalizar las zonas donde están los trabajadores, las vías de circulación, establecer barreras, y secuenciar las operaciones de trabajo, qué tareas se van a hacer, con qué equipo; distribuir los trabajos y tomar medidas de seguridad".

Asimismo, indicó que el terreno era irregular y había posibilidad de que la grúa se balanceara, lo que suponía un mayor riesgo en su manejo.

El golpe de un tronco sobre la pierna

Con el forense, concluyó que la fractura del fémur no fue el resultado del latigazo de una rama, es decir, de un incidente leve como sostenían los dos acusados, el dueño de la empresa y el conductor de la grúa. La inspectora fue rotunda al afirmar que "el golpe lo recibió por un tronco" que cayó encima del empleado.

El juez deberá ahora determinar la cantidad en la que tendrá que indemnizar la aseguradora al denunciante tras una dura batalla en la que se topó en el juicio de frente con el abogado de la compañía que cuestionó la versión del herido, la veracidad del informe de la inspectora y restó importancia a la fractura de fémur al preguntarse si la asistencia que recibió el perjudicado estaba justificada, "¿no podía valerse con dos muletas?" para asearse, vestirse, cocinar y realizar una vida normal. La persona que cuidó del herido y que lo tuvo que llevar a su propia casa durante un tiempo le contestó que era imposible, "no se podía mover, sobre todo al principio".

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