Los pasillos de Ifeza se convierten, durante estos días, en un parque de atracciones para quienes buscan la calidad y la cercanía a la hora de comprar. La miel ecológica, el aceite elaborado para los paladares más exquisitos, los quesos creados con mimo o los vinos y las cervezas más genuinos se mezclan con tejidos artesanos o empresas que venden sus líneas de cosmética y nutrición. Esa variedad también está en la esencia de Ecocultura, esta muestra hispanolusa en la que el país vecino tiene mucho que decir junto al resto de los expositores españoles.

Una trabajadora de Neathea, ante sus productos. | Jose Luis Fernández

Entre los portugueses que se han desplazado a la ciudad para exhibir sus productos se encuentran este año José Manuel y Sandra Martins, el padre y la hija mirandeses que componen la familia Cachico. “Tenemos mieles y polen de abeja”, explica la mujer, que pone el foco en la importancia de divulgar sus creaciones en esta cita referencial para el sector y que reconoce que Ecocultura llega esta vez en un momento de preocupación: “Ha sido un año para olvidar por la sequía”, indica la representante de la empresa lusa, sin perder el optimismo.

Una provincia setera

Con la misma actitud presenta su empresa Gerard Nierga, representante de Fungi Natur. Su idea de negocio se basa en el cultivo de hongos shiitake, reconocidos por sus propiedades nutricionales y medicinales. Su hogar se halla en Asturias, pero la hospitalidad de Zamora y de Ecocultura han dejado parte de su corazón aquí: “La gente es muy setera en esta zona, y sentimos que se valora mucho nuestro trabajo”, explica el productor, consciente del valor de las ferias desde el punto de vista de la promoción y la venta directa, más allá de que su foco principal está en la restauración y el comercio.

Más conocido aún por estos lares, por razones obvias, es el aceite fermosellano de Pago Los Bichos. Su representante en Ecocultura, Francisco Javier de Jesús, reconoce que su presencia en Fromago hace unas semanas resultó exitosa y sirvió para llevar a más paladares un producto que apuesta por “una calidad extraordinaria” para competir en el mercado: “Hay mucha diferencia, y el que prueba repite”, asegura.

En general, los productores zamoranos acuden a Ecocultura sabedores de que tienen a la puerta de casa “una de las mejores ferias ecológicas que hay en toda España”. Desde luego, la contribución de los proyectos locales aporta un valor incalculable a la muestra.

“Tras la pandemia, mucha gente se ha lanzado a consumir”

Como todos las ferias, proyectos y empresas del país, Ecocultura vivió momentos de zozobra durante la pandemia. La suspensión de 2020 y las dificultades económicas que atravesaron muchos productores pusieron en jaque la celebración de esta muestra que, sin embargo, cumple ahora su decimoctava edición con nuevos signos de vigor: “Tras la pandemia, mucha gente se ha echado a la calle a consumir”, explica Alejandro Fontanillo, de Caracoles de Sayago. Su marca también sintió el daño del parón, pero ahora todo marcha “a buen ritmo”.

Esa recuperación tras los momentos más oscuros permite incluso que algunas empresas se atrevan a lanzar nuevas opciones al mercado. Es el caso de Neathea, que puso en marcha en 2018 su línea de cosmética, y que ahora exhibe en Zamora sus productos de nutrición: “Todo está formulado con leche de burra, que es la más parecida a la materna”, explica, desde el stand, María Franco, que apunta que Ecocultura “le da bastante visibilidad a todo lo ecológico” y suele arrojar buenos resultados de ventas en cada edición.

Al pie de este expositor llegado de la provincia de Salamanca se ubica el stand de Artesave, donde Armindo Santos presenta sus lanas de punto hechas a mano. Sus productos llegan procedentes de Vila do Conde, una localidad portuguesa cercana a Oporto: “Llevamos treinta años de actividad, y siempre que venimos aquí nos va bien”, subraya. Esa breve conclusión explica la longevidad de Ecocultura.