Las víctimas cumplían un mismo requisito: llevar un reloj de oro. Ese era el verdadero objetivo de la mujer que se aproximó a dos zamoranos para pedirles su firma para una asociación de personas con minusvalía, “para ayudar a niños y niñas”, que se quedó sin las rúbricas, pero se llevó los dos relojes valorados en 4.450 euros, según la acusación de la Fiscalía Provincial.

Aunque la joven, de 22 años de edad, aseguró que el 3 de junio de 2017, cuando los dos hombres denunciaron los robos ocurridos con apenas diez minutos de diferencia, se encontraba en su país de origen, el reconocimiento por parte de unos de los denunciantes llevó al Ministerio Público a mantener la petición de 18 años de prisión por un delito de hurto. La pena solicitada por la fiscal se completa con el pago del valor de los objetos que supuestamente sustrajo a los dos varones: uno de 2.500 euros y otro de 1.950 euros.

La única víctima que testificó ayer en la vista oral del Juzgado de lo Penal (el otro hombre falleció ya) afirmó reconocer sin ninguna duda a la acusada, que entró en el juicio a través de videoconferencia. La magistrada pidió al denunciante que se aproximara al monitor de televisión para asegurarse bien de que se trataba de la misma persona que, según su relato, le agarró del brazo cuando se negó a firmar, tras abordarle en la calle de Obispo Nieto. “En ese momento, sentí que me quitaba el reloj”, manifestó el perjudicado, que había descrito antes a una “joven de cara regordeta”, rasgo que coincide con el de la imputada, cuyas iniciales son P.D., quien negó los hechos.

La defensa de la procesada se agarró a que el testigo había manifestado en su denuncia que la mujer tenía acento español, si bien el perjudicado declaró ayer que todo “ocurrió muy rápido” y que apenas intercambiaron palabras. La acusada “me abordó por detrás cuando me negué a firmar y me agarró del brazo, forcejeamos un poco” y tan solo le dijo “por favor, por favor, es por una causa buena”, por lo que no sabe qué acento tenía.

El Policía Nacional que intervino en la investigación aclaró que “nos basamos en el reconocimiento fotográfico” del otro perjudicado para identificar a la imputada, que “actuó de igual modo con las dos presuntas víctimas, con minutos de diferencia”.