"Hoy despierto. La luz del sol y los sonidos de la calle entran por la ventana. Oigo el motor de los coches, sus bocinas, incluso la voz de algún conductor con más prisa que educación.
Mi niego a abrir los ojos, con el frufrú de las sábanas me doy la vuelta y cubro mis ojos con las manos.
Oigo la cafetera funcionar y al momento noto el olor de café. Se oyen pasos, el abrir del armario de la cocina y el tintineo de las tazas.
Cierro los ojos con fuerza, no quiero levantarme.
A través de la pared oigo el despertador del vecino. Se levanta y enciende la ducha. Yo no quiero ducharme, quiero que se calle, que acabe ya de tararear esa estúpida canción y deje ya de molestarme.
Mi pareja me ofrece algo para desayunar... tengo el estómago vacío, el vientre vacío, estoy vacía... No quiero nada. Solo quiero silencio.
Me tapo las orejas con las manos y oigo mi respiración, puedo oír el aire llenar mis pulmones y salir de mí, puedo oír el tic tac del despertador, al vecino pesado y los coches de mierda, puedo oír lo q pasa por casa, lo que pasa en el mundo... todo sigue igual, los mismos sonidos que ayer y los mismos que mañana... ellos no saben que falta uno, falta el latido de mi bebé. Ese rugido rápido y ágil que tantas veces oí, como el trotar de un caballo salvaje, fuerte y libre. Falta una vida, falta mi vida.
Puedo oírlo todo, pero no te oiré a tí, no podré oír tu risa ni tu llanto. Jamás conoceré tu timbre de voz llamándome mamá.
No escucharé tus pasitos por el pasillo ni tus gritos en el parque.
Ya no te siento mover dentro de mí, ahora estoy sola, más sola de lo que he estado jamás pues tú me acompañaste más que nadie"