Entre el 2000 y el 2020, Zamora perdió algo más de un 16% de su población. La provincia pasó de 203.000 habitantes a apenas 170.000 en un parpadeo de dos décadas que han resultado devastadoras para el devenir demográfico del territorio. En ese mismo periodo, el acumulado de las otras ocho provincias de Castilla y León arrojó un saldo negativo de 51.000 personas. Es cierto que el crecimiento de Valladolid o Segovia compensó en cierto modo el grave desplome de León o Palencia, pero las cifras también permiten extraer un dato indiscutible: ningún descenso es comparable al de Zamora en el siglo XXI.

Los datos avalan la opinión manifestada por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, que el pasado martes aseguró que la provincia tiene por delante el mayor reto demográfico de la comunidad autónoma. Lo cierto es que Zamora encabeza el ránking de pérdida porcentual de población desde que comenzó este siglo con una diferencia abismal, en el contexto de las nueve provincias.

Tras el 16% de caída de Zamora, aparecen Palencia (-10%), León (-9%), Salamanca (-5,9%), Ávila (-4,4%) y Soria (-2,3%). En el otro lado de la balanza, Valladolid creció un 5%; Segovia, un 4,6%; y Burgos, un 2,8%. Las tres provincias que suben lo hacen gracias a la herencia de la primera década de este siglo; desde 2010, todas están en números rojos.

Lo malo para Zamora es que, mientras Valladolid sumaba 38.000 habitantes entre el 2000 y el 2010 y Segovia incorporaba otros 18.000, la provincia se dejaba por el camino ya 9.000 personas. Con el viento en contra, la situación ha ido a peor y, en los diez años siguientes, el acumulado negativo ascendió a 24.000: una sangría de 2.400 por curso.

Por otro lado, más allá del dato grueso, el Instituto Nacional de Estadística ofrece algunos números que permiten entender mejor cuál es la situación de la provincia dentro del contexto de Castilla y León. En lo que va de siglo, Zamora ha sido el territorio que más habitantes ha perdido en doce de los veinte años completados. Así ocurrió en 2006, 2008, 2009, 2010, 2012, 2013, 2014, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2020.

Como se puede comprobar, nadie le arrebata ese liderazgo de dudoso honor a la provincia en el último lustro. Además, en los ocho años precedentes, la provincia ha acumulado pérdidas siempre superiores al 1% de su capital humano en cada ejercicio. Ningún otro lugar de Castilla y León se ha movido en ese escenario, ni tampoco suma tantos años de descensos ininterrumpidos como Zamora, que no ha logrado remontar, ni siquiera puntualmente, en ningún momento desde mediados de los 90, cuando empezaron a ofrecerse los datos anuales.

A pesar de este panorama, Zamora se mantiene todavía como la quinta provincia en número de habitantes, aunque hay territorios en el horizonte que, aun perdiendo población, podrían darle caza. No en vano, la diferencia con Ávila en el año 2000 era de 39.000 personas y ahora se sitúa en 13.000; con Palencia, ascendía a 25.000 y ya solamente es de 10.000; y la de Segovia alcanzaba los 57.000 habitantes hace veinte años y se ha reducido a 17.000.

Las cifras hablan de un territorio líder en despoblación y también en envejecimiento, y las previsiones dibujan un panorama que conduce a Zamora hacia un camino menguante, plagado de incertidumbres. Esta realidad incrementa los clamores que demandan un respaldo público. La propia Junta de Castilla y León anunció recientemente un estudio de las zonas más despobladas para tratar de encauzar bien las ayudas, lo que debería favorecer especialmente al occidente zamorano.

No en vano, si la caída de la provincia ha alcanzado el 16% en estas dos décadas, la de las comarcas del oeste ha superado el 30%. Los pueblos languidecen a la espera de un rescate.

El lastre de la ausencia de municipios de tamaño mediano

La letra pequeña de la despoblación en Zamora explica la decadencia de algunas zonas, carentes ya de cabeceras de comarcas fuertes y cada vez más aisladas en territorios plagados de núcleos pequeños y dispersos. El INE muestra algunos datos en ese sentido que revelan la evolución seguida por la provincia en estos veinte años negros para su trayectoria demográfica. Uno de ellos es que los municipios de menos de cien habitantes se han triplicado, para pasar de 10 a 32. Esta cifra se refiere a los ayuntamientos, pero se multiplicaría si se metiera en el saco también a las pedanías. Además, también se ha incrementado notablemente la cantidad de lugares con poblaciones de entre 100 y 500 habitantes, siempre en detrimento de las más grandes. De hecho, al ir hacia arriba en la escala se ve cómo ha caído a la mitad el número de municipios de entre 500 y 1.000 habitantes. En el año 2000 eran 55; ahora son 27. Peor aún es la información referente a los ayuntamientos de entre 1.000 y 2.000 censados, que han pasado de 22 a 11. Además, en la escala intermedia previa a los tres grandes núcleos de la provincia, tan solo está Morales del Vino, con algo menos de 3.000 y en la zona de influencia de la capital. En ese sentido, al acudir a la comparación con el resto de la comunidad autónoma, llama la atención la carencia de municipios medianos que tiene Zamora respecto a los demás territorios. La provincia tan solo cuenta con dos municipios de entre 2.000 y 10.000 habitantes, Morales del Vino y Toro, mientras que Ávila tiene 12; Burgos, 7; León, 25; Palencia, 9; Salamanca, 12; Segovia, 10; Soria, 7; y Valladolid, 20. Las comarcas zamoranas se ven, en este marco, huérfanas de una gran localidad en su entorno, toda vez que Alcañices, Bermillo de Sayago, Carbajales de Alba o Puebla de Sanabria, por citar solo algunos ejemplos, han ido mermando sin que se haya actuado.