La pandemia ha disparado las cifras de atención social y así lo corrobora Cáritas Diocesana de Zamora, que reconoce un incremento del 40% en los usuarios de su comedor social con respecto al pasado año, antes de comenzar con los estragos del COVID. “Este año la pandemia ha agudizado los problemas económicos, sociales y de exclusión en la provincia, por lo que el número de personas demandantes de comida ha aumentado también”, señala Antonio Jesús Martín de Lera, delegado diocesano de Cáritas en Zamora.

Con respecto a estos nuevos usuarios, “ahora viene a solicitar comida gente muy normalizada. Mientras que antes el perfil del usuario era hombre generalmente solitario y algunos incluso con algún problema mental y dificultades para gestionarse, los problemas de muchos de los solicitantes actuales comienzan con la pérdida de empleo”, describe el delegado diocesano. “Así que cualquier puede verse en esta situación de exclusión”, advierte.

Esta nueva realidad no ha pasado inadvertida para la Fundación Alimerka, que vuelve a apoyar un año más la labor de Cáritas con la aportación de 31.500 euros para su comedor social. “Este año, al analizar la situación de los comedores sociales, nos dimos cuenta de dos grandes cambios. En primer lugar, un aumento del gasto debido a la situación sanitaria, que obligaba a, entre otras cosas, pasar de servir menús en sus instalaciones a tener que empaquetar los alimentos para llevar. Por otra parte, había que asegurar que lo que se ofrecía fuera equilibrado y saludable”, resume el director de la fundación, Antonio Blanco.

La atención en el comedor social de Cáritas se incrementa un 40% en un año

Esas nuevas circunstancias son corroboradas por Martín de Lera, quien explica que antes estas personas podían comer en las instalaciones de Cáritas pero en la actualidad, con las restricciones de aforo, es mejor que se lleven los menús, lo que implica un gasto extra en tuppers desechables y bolsas de plástico.

El delegado diocesano calcula que por el comedor de Cáritas —ahora ubicado en la Casa Betania, en pleno casco antiguo— pasan diariamente unas sesenta familias, que suman entre 180 y 190 personas. “Todos ellos se llevan la comida y la cena a sus casas. En algunos además se da la circunstancia de que no disponen de luz o gas en sus viviendas para poder cocinar”, advierte.

Por su parte, Blanco asegura que la fundación que preside es “muy consciente del trabajo que hace esta entidad diocesana y hasta dónde llegan cada día. Con nuestra aportación económica, además de colaborar, queremos ver el impacto social que tiene un dar voz a esta realidad por la que están pasando tantas familias”, indica.

Cáritas Diocesana de Zamora, por su parte, agradece de manera especial el apoyo de la Fundación Alimerka, una ayuda que lleva ya recibiendo varios años “de una manera muy positiva”, califica el delegado diocesano, recordando los excedentes alimentarios que se destinan a Proyecto Hombre o los vales de alimentos. Y es que, desde hace ya un tiempo, Cáritas de Zamora apuesta por una compra normalizada para sus usuarios, que sean ellos los que decidan su compra, en vez de recibir paquetes de alimentos, “siempre vigilado por los trabajadores sociales, que siguen todo el proceso”, puntualiza Martín de Lera.

En el pasado 2020, la entidad diocesana ayudó en Atención Primaria a 7.400 personas de manera directa. “La realidad social y el tejido económico de Zamora refleja que la tendencia, tristemente, sigue al alza este año”, lamenta, poniendo como ejemplo que en una reciente visita a Toro los compañeros le confirmaron que estaban atendiendo a cuarenta familias nuevas en lo que va de año. Por ello, más que nunca, Antonio Jesús Martín de Lera agradece acciones como las de la Fundación Alimerka “y la de otras muchas empresas, que nos ayudan desde su vertiente social”, a seguir trabajando por los más necesitados.

Una trabajadora de Cáritas organiza las bolsas de ensalada, Emilio Fraile

Los programas de ayuda alimentaria suponen el 37% de ayuda social

La apuesta de la Fundación Alimerka por sus programas de asistencia alimentaria se materializa en que el 37% de los fondos dirigidos a ayudas sociales se destinarán en 2021 a este ámbito de la actuación. En relación a este nuevo proyecto de comedores sociales, la suma de la donación anual que la Fundación Alimerka aportará a las seis entidades seleccionadas para este apoyo solidario ascenderá a un total de 190.000 euros. Y es que además del comedor social que dirige Cáritas en Zamora, Alimerka apoyará económicamente este año a otros comedores sociales ubicados en diferentes puntos del mapa, como Oviedo, Gijón y Mieres —en Asturias— o Burgos y León, dentro de Castilla y León. “Todas estas acciones demuestran el compromiso social que el grupo Alimerka tiene no solo con Zamora, donde cuenta con dos supermercados en la capital y otros tres en la localidad de Benavente —dando empleo a 157 personas— sino en otros lugares de la comunidad.

Trabajo intenso en la cocina de una de las trabajadoras. Emilio Fraile

Años de colaboración a través de vales de compra o productos

La Fundación Alimerka lleva colaborando con Cáritas Diocesana de Zamora desde hace ya varios años a través de diferentes líneas de actuación, todas encaminadas a colaborar con la gran labor social que realiza la organización dependiente de la Iglesia. En esta línea, se puede hablar de la entrega de vales de compra mediante el denominado Plan de Ayuda Alimentaria o también la recogida de productos retirados de la venta por motivos comerciales que se destinan con todas las garantías sanitarias a los usuarios de Proyecto Hombre de Zamora. Y esto gracias a otro de los programas de la Fundación Alimerka, conocido como Alimentos sin Desperdicio. En este último ejemplo, durante el pasado año 2020 Cáritas de Zamora recogió de los supermercados de Alimerka de la provincia un total de trece toneladas de alimentos, que tienen un valor en el mercado de más de 29.000 euros. Asimismo, en lo que va de año, esta entidad ya ha recibido dos toneladas de productos alimenticios, valorados en 6.500 euros.