Los refranes son una de las manifestaciones más conocidas y también de las más logradas de la cultura tradicional, y a menudo, también un interesante testimonio para el conocimiento de nuestras hablas autóctonas. Por ese motivo vamos a dedicar

una pequeña sección a los de nuestras comarcas, que comenzamos con una pequeña riestra de refranes de Sayago. Aunque,

respondiendo a la actual realidad lingüística de esta comarca, la generalidad de ellos está en castellano, con frecuencia, y

en especial en algunos pueblos, se recogen algunos que conservan interesantes

elementos del sayagués, la variedad asturleonesa tradicional que se ha hablado en la tierra durante siglos, y que aún hoy sigue

aflorando en el habla de muchos sayagueses.

“Por Santo Toméi, di el sol: de aquí no pasaréi.”

Santo Toméi -Santo Tomás- es el 21 de diciembre, el solsticio de invierno, cuando el sol alcanza su posición más baja en el

cielo. “Vos que regoldás, fartiño estáis; yo que no regüeldo, buen hambre me tengo.” “Por San Antón la pita pon. La del rico,

que la del pobre non.” “Cuando el mocho mía, ni es de noche

ni es de día.” El mocho –o mochuelo- emite su canto -llamado miar, es decir, maullar- más intensamente al anochecer, entre dos luces, al contrario que otras aves nocturnas que no suelen hacerlo hasta que no es noche

cerrada. “Por San José, la andurina veré”. Las andurinas o golondrinas vuelven a nuestra tierra desde comienzos del mes de

marzo, de modo que por San José -19 de marzo- ya está asegurada su presencia entre nosotros.

“Poco se gana filando, pero menos folgando.”

“Febrero canutero, abril floril, mayo

granayo. En junio, garra bien la foz y arrefúcete el sayo.”

Arrefucir es arremangar, muy conveniente para ponerse a la jera…

Un rasgo del sayagués que podemos apreciar en estos refranes es la conservación de la -f- inicial en palabras como fartin o, filando, folgando y foz, un sonido que el castellano perdió siglos atrás pero que las hablas asturleonesas conservan. También observamos el diptongo decreciente -ei- en Tome i y pasare i, característico de la variedad occidental del asturleonés.

Encontramos asimismo la caída de la –e- final átona en la conjugación en pon y en di, el adverbio de negación non o asturleonesismos léxicos como andurina. Esta denominación para la golondrina se encuentra extendida desde el suroeste de Salamanca hasta tierras asturianas, con diversas variantes (andolina, andrulina, andarina, alandrina, etc), incluyendo todo el occidente zamorano (andrulina en Aliste, Sanabria y La Carballeda). Incluso en localidades muy próximas a la capital, como

Almaraz, se oye aún a los mayores –los mismos que siguen recordando estos refranes decir

andurina.

No permitamos que este patrimonio se pierda con ellos y, como si de una invitación a la esperanza se tratara, sigamos repitiendo cada mes de marzo: “por San Jose , la andurina vere ”.