El sector turístico zamorano se ha visto obligado a adaptar su oferta a las nuevas cifras de visitantes, muy reducidas, provocadas por el COVID-19. Los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística indican que la oferta de plazas turísticas en los establecimientos de la capital zamorana —único núcleo turístico para el que existen datos tan detallados en la provincia— se han reducido de forma drástica si se comparan los datos actuales con los del mes de julio de hace un año. Así las cosas, el INE estima que en julio había en la capital un total de 357 habitaciones operativas. Son 295 menos que las 652 del mismo mes del año pasado, lo que habla de una reducción de habitaciones de casi la mitad. Menos estancias y claro, también menos camas. En la capital hay operativas —se trata siempre de las estimaciones que hace el INE— 670 camas, 536 menos que las 1.206 de julio de 2019.

La reducción en el número de establecimientos abiertos al público, que pasan de 27 a 20 en el mismo periodo, no es suficiente por sí sola para explicar la drástica reducción de oferta que se experimenta en la actualidad. La menor disponibilidad de habitaciones solo puede indicar que hay establecimientos que han cerrado y que muchos de los que han abierto dejan de momento parte de sus instalaciones a oscuras para limitar el gasto de mantenimiento. Esto, claro, tiene unas importantes implicaciones en el empleo. Según el INE, los hoteles de la capital han pasado de dar empleo a 224 personas a contar con una plantilla de 98 personas en su conjunto. Es lógico pensar que las 126 personas de diferencia entre una y otra cifra están actualmente en Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.

La reducción de oferta explica que el grado de ocupación hotelera en la capital sea en cierta medida similar al del mes de julio del año pasado, aunque las cifras de turistas de ahora y de entonces tengan muy poco que ver. Los datos del Instituto Nacional de Estadística indican que el grado de ocupación por plazas en los hoteles de la ciudad durante el mes de julio fue de más del 49%, unos datos parecidos al 53% del mismo periodo del año anterior. Es imposible calcular la ocupación teniendo en cuenta el número total de plazas —también las que ahora no están disponibles—, pero a buen seguro sería un dato mucho más bajo. El grado de ocupación durante los fines de semana es similar al registrado en los días laborables.

Los hoteles registran estos datos en uno de los meses vacacionales por excelencia, lo que obliga a mirar con preocupación a un futuro que podría dejar a los establecimientos hoteleros al límite de su nivel de rentabilidad.

LA LLEGADA DE TURISTAS EN JULIO SE REDUCE A LA MITAD CON RESPECTO A 2019

Zamora registró la llegada de 14.552 turistas durante el mes de julio, el dato más bajo en este mes del año desde que se elaboran estadísticas. Son 15.156 visitantes menos que los registrados en el mismo periodo del año pasado, cuando la cifra rozó los 30.000. Por lo que refiere a las pernoctaciones, la caída es igual de intensa. De 48.922 se ha pasado a 26.631, una merma de más de 22.000. Datos difícilmente digeribles para el sector.

Ya a nivel regional las pernoctaciones en establecimientos hoteleros en Castilla y León se redujeron el pasado mes de julio un 48,7% con motivo de los efectos de la pandemia del COVID-19, al pasar de las 821.551 registradas en el séptimo mes de 2019 a las 421.443, lo que supone un descenso 24 puntos, inferior al registrado en el conjunto del país. La caída de los viajeros fue aún mayor, del 52,2%, doce puntos menos que la media nacional. De los 511.770 contabilizados hace un año se ha pasado a 244.530, siempre según el INE.

Las pernoctaciones de turistas nacionales ascendieron a 362.654, con un derrumbe del 41,5%; y las de extranjeros, a 58.789, un 70,8% menos que en 2019. Asimismo, los turistas españoles sumaron 203.992, con una merma del 45%, y los foráneos, 40.539, un 71,2% menos.

A nivel nacional se superaron las 11,4 millones de pernoctaciones, un 73,4% menos que en el mismo mes de 2019. Las pernoctaciones de los viajeros residentes en España disminuyen un cincuenta por ciento en tasa anual al superar los 7,4 millones. Por su parte, las de los no residentes bajan un 85,7% alcanzado los 4 millones.