La juez ha enviado a prisión a uno de los tres detenidos por la Policía Nacional, que actuaban de forma individual, por robar móviles smartphone a ancianos en la capital zamorana, sustraídos en plena calle cuando estaban distraídos, sentados en una terraza, caminando y conversando o cuando entraban al portal de sus casas. Dos de ellos está acusados de haber sustraído 650 euros de una librería y la pequeña recaudación de un quiosco, esta vez amenazando a su propietaria con un objeto punzante, según informa la Comisaría de Zamora. Las descripciones de los atacantes facilitadas por estos ancianos, las empresarias y otras víctimas de robos tras el estado de alarma fueron de gran ayuda para que la Brigada de Policía Judicial pudiera identificar a los autores: tres individuos de 50, 43 y 27 años con amplio historial delictivo. La Policía les atribuye la comisión de una veintena de robos entre 2019 y 2020.

La mayoría de los 10 delitos, los ocho hurtos y dos robos, fueron cometidos entre el uno y el dos de este mes de julio. La Brigada de Policía Judicial ya venía investigado varios delitos ocurridos en la capital desde el fin del estado de alarma, cometidos por tres personas cuyas descripciones físicas coincidían, como se ha indicado, con el aspecto de los ya detenidos. Los agentes descartaron desde el inicio de la investigación que los tres delincuentes actuaran de forma coordinada, lo que motivó que se abrieran tres vías de investigación simultáneas, "las cuales dieron sus frutos cuando dos de ellos fueron detenidos "in fraganti" en la mañana del dos de julio", agrega la Comisaría. El tercer detenido fue localizado en su domicilio el día uno de ese mes. "Los ocho smartphone fueron hurtados cuando sus propietarios se encontraban sentados en alguna terraza o caminaban con tranquilidad por la vía pública mientras conversaban, y otros cuando entraban al portal de sus domicilios", describe la Policía. Un rasgo común de las víctimas es que se trata de "personas de edad avanzada".

Los dos robos con violencia tuvieron lugar el tres de julio, cuando la propietaria de una librería llamaba a la Comisaría para denunciar el hurto de 650 euros. La Policía se movilizó con la suficiente rapidez como para localizar al presunto autor del robo cuando iba a entrar en su domicilio. Los agentes pudieron recuperar el dinero.

La propietaria de un kiosco denunciaba por teléfono esa misma mañana, con gran nerviosismo, el atraco que acababa de sufrir: un individuo, armado con un objeto punzante, se había llevado la escasa recaudación. El autor fue arrestado en pocos minutos "gracias a un certero acordonamiento de la zona". Lo avanzado de la investigación iniciada por los robos tras el fin del estado de alarma permitió detener a los autores. La Policía recuerda que "es importante intentar no depositar objetos de valor en lugares de fácil acceso, como en las mesas de las terrazas de establecimientos de hostelería y adoptar adecuadas medidas de prevención".