Prendas tan ligadas a la historia y a la identidad de la provincia como la capa de honras de Aliste o el traje típico de Carbajales de Alba con sus coloridos bordados han inspirado las mascarillas artesanales que Cristina Lazo Fernández confecciona en su taller "Coser y Cantar", originales diseños que han calado hondo en el corazón de los zamoranos. Un cliente particular encargó al taller una mascarilla que emulara la ancestral capa con la que los pastores alistanos se protegían del frío y que, con el paso del tiempo, se ha convertido en uno de los símbolos de la Semana Santa de Zamora y Aliste. La mascarilla original de la capa parda ha sido relegada, como explicó Lazo, a una pieza de exposición porque en su elaboración empleó dos paños de recia lana adornados con los picados de formas geométricas propios de la prenda y un filtro, capas que dificultan poder respirar por su escasa transpiración y limitan su utilización como medio de protección.

Sin embargo, ante el éxito del diseño y el interés suscitado entre numerosos zamoranos que quieren proteger su rostro con una mascarilla inspirada en la capa alistana, Lazo ha ideado una solución basada en una impresión fiel del característico bordado y color de la prenda en otro tipo de tejido, que permitirá cubrir boca y nariz cumpliendo la normativa de protección exigida en materia sanitaria. La acogida de la mascarilla inspirada en la capa parda ha motivado a Lazo que ya trabaja en la confección de otros innovadores diseños, que enmarca en la línea de "trajes típicos".

En concreto, su nuevo proyecto se basa en el diseño de una mascarilla que reproduce el vistoso y colorido bordado carbajalino, para la que ya ha creado un primer prototipo. Precisó Lazo que tanto las mascarillas inspiradas en la capa alistana como las que emulan el traje de Carbajales de Alba se confeccionan "en función de la demanda", ya que "son muy delicadas" y requieren un minucioso trabajo artesanal. Para crear las prendas, Lazo comienza a trabajar a partir del patrón que ha seleccionado de un modelo de mascarilla "cómodo", con el objetivo de facilitar su uso prolongado. El siguiente paso es dar forma a la mascarilla conformada por el tejido que reproduce los detalles de la capa o del bordado carbajalino, una pieza de polipropileno y un forro.

Para preservar su calidad, todas las puntadas de la mascarilla son interiores, así como las que la unen a las gomas de sujeción. Destacó Lazo que las mascarillas con sello zamorano que confecciona en su taller son reutilizables y se pueden lavar, al igual que otro modelo que está teniendo una gran aceptación, sobre todo entre los aficionados taurinos, ya que recuerda a un capote y se puede personalizar. Después de trabajar en varios talleres textiles, en 2009 Lazo cumplió el sueño de abrir uno propio en Zamora, en el que se ha especializado en la confección de capas de Aliste, Sayago o Portugal, así como en picados artesanales, aunque ha extendido su línea de negocio a bordados para prendas de bebé o litúrgicas como casullas o palios y también cuenta con un departamento de arreglo de ropa. El taller amplía ahora su oferta con mascarillas inspiradas en la indumentaria zamorana que, como matizó Lazo, suponen una oportunidad para afrontar el futuro y superar el impacto económico provocado por la pandemia.