Desde que el pasado 14 de marzo se decretase el estado de alarma a consecuencia del impacto de la Covid-19, Cáritas Diocesana de Zamora ha adaptado todos sus programas a las circunstancias de la pandemia implantando las medidas de protección estipuladas por las autoridades sanitarias, manteniendo las condiciones laborales de todos los trabajadores que forman el organigrama de la entidad e incluso reforzando la plantilla con la contratación de personal para residencias.

En lo relativo al empleo, el Área de Economía Social de Cáritas se vio obligada a suspender todos los cursos formativos que se estaban impartiendo y los que se tenía previsto iniciar.

El Centro de Formación y Empleo de Cáritas Diocesana de Zamora se cerró, pero el trabajo de acompañamiento se ha seguido realizando a través de los técnicos, intentando dar respuesta a las personas o familias que han contactado con la entidad para resolver diferentes tramites o gestiones, e incluso se han atendido de forma presencial aquellos casos que se han considerado de máxima urgencia. Un total de 160 personas han obtenido respuesta del Área de Economía Social de Cáritas Diocesana de Zamora durante el tiempo del confinamiento.

Aunque el número de ofertas de trabajo ha caído de forma muy significativa y se ha frenado la contratación, desde el Área de Economía Social se ha seguido llevando a cabo intermediación laboral, gestionando alguna oferta de trabajo sobretodo en el sector de servicio doméstico, limpieza y atención sociosanitaria.

1 de mayo, Día del Trabajador

Las entidades de inspiración cristiana que forman Iglesia por el Trabajo Decente en España (Cáritas, Conferencia Española de Religiosos CONFER, Hermandad Obrera de Acción Católica HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica JEC y Juventud Obrera Cristiana JOC) impulsan, este 1 de mayo Día Internacional del Trabajo, un manifiesto en el que reclaman con urgencia la aprobación de un ingreso mínimo garantizado, el reconocimiento del derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, la regularización extraordinaria e inmediata de los trabajadores “sin papeles” y un pacto de Estado que apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente.

En este Primero de Mayo “extraordinariamente marcado por la crisis de la pandemia”, el manifiesto reafirma “que el trabajo es para la vida, que debe garantizarse unas condiciones laborales que protejan la integridad física y psíquica de la persona, y que favorezca su protección social, esenciales para una vida digna”.