Todos los días veo el mismo letrero en el bar clausurado por obligación desde semanas: “Lunes cerrado por descanso”. Demasiados lunes acumulados sin serlo en este extravío de calendario. Hoy debería haber vuelto la rutina tras los días festivos, esa rutina de la que tanto renegamos y que, quién nos lo iba a decir, ahora echamos tanto de menos.

Leo sesudos y esperanzados artículos: que después de todo esto ya no seremos los mismos. Algunos se atreven a afirmar que seremos mejores, que ya lo estamos siendo. No sé cómo seremos cuando llegue ese después, no sé si esta vez habremos aprendido algo. Porque no hay especie como el hombre, necio y tozudo, tropezando de continuo en la misma piedra de la estupidez. La única certeza es que hoy queda un día menos. También para que vuelva a ser Semana Santa. ¡Salud para otro año!