La brutal situación de pandemia que vive el país "no debe impedirnos vivir nuestra fe". Con esta máxima, dio inicio anoche el último Vía Crucis cuaresmal de la Penitente Hermandad Yacente, en la iglesia de Santa María la Nueva. El escenario, captado por las cámaras de LA OPINIÓN-EL CORREO, era algo diferente. Pero la imagen de Jesús Yacente, bellísima junto a las titilantes luces de los velones en el presbiterio, se trasladó a multitud de hogares zamoranos y de otras latitudes.

El hermano mayor, Dionisio Alba, dirigió unas palabras a los miembros de la hermandad, a los zamoranos y a todos los fieles en general. Palabras para introducir una celebración que pretendía "compartir el camino de la Cruz". "Acerquémonos con ojos limpios, corazón abierto y alma encendida, nos hará mucho bien", manifestó Alba.

A partir de ahí, con las voces virtuales de los hermanos poniendo la banda sonora al Vía Crucis, el capellán del Yacente, Manuel San Miguel, fue cumpliendo las estaciones por la nave de la iglesia de Santa María la Nueva, templo románico cuajado de cicatrices que testimonian su larga e intensa historia. Junto al ritual que cubre la Vía Dolorosa camino del Gólgota, el sacerdote tuvo palabras de afecto para los "cireneos" que luchan, cada día, para combatir, frenar, luchar contra la pandemia del coronavirus.

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