El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, considera que "es bastante probable" que se suspenda la Semana Santa. Apenas restan veinte días para el traslado del Nazareno de San Frontis y la situación es más que preocupante para la Pasión zamorana. Máxime, después de las declaraciones realizadas ayer por el número dos de la comunidad autónoma, en las que dejaba negro sobre blanco que, lo que en este momento es una recomendación, puede traducirse en una suspensión sin paliativos de todos los desfiles procesionales de la región. La decisión se puso ayer encima de la mesa durante el Consejo de Gobierno extraordinario que reunió por horas a los miembros del Ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco. Y la respuesta no ha podido ser más desilusionante para las cofradías que esperan una decisión en la provincia de Zamora.

La suspensión de Las Fallas de Valencia, por lo tanto, ha podido ser un anticipo de lo que le puede esperar a las diferentes manifestaciones cristianas dentro de tres semanas. La razón principal esgrimida por las administraciones es la de que los ciudadanos eviten lugares concurridos y aglomeraciones en las que no se pueda mantener la distancia mínima de seguridad de un metro. Y ahí es donde la Semana Santa entra en conflicto con las autoridades. En lugares como Zamora, resulta absolutamente imposible guardar esa distancia de seguridad en los momentos clave de los recorridos procesionales, así como durante las jornadas festivas como pueden ser Domingo de Ramos, Jueves Santo o Viernes Santo.

Por el momento, como ha querido destacar la Junta de Castilla y León, se trata tan solo de una "recomendación", aunque con visos de convertirse en realidad si todo avanza según piensa la administración. Para conocer la decisión final, no obstante, habrá que esperar todavía varias jornadas y continuar evaluando todos los escenarios.