No deja de resultar paradójico que haya tenido que ser un tanatorio lo que devuelva la vida a una zona tan desahuciada por los zamoranos como es el polígono de La Hiniesta Ampliación. Ideado para convertir en realidad el anhelo de expansión industrial de la ciudad de Zamora, lo cierto es que son muy pocas las empresas que han decidido instalarse en un entorno que luce en la actualidad como tantos otros intentos de desarrollo por todo el país que quedaron en la nada antes de que estallara la crisis. En sus calles aparecen puertas que dan al campo, esqueletos que simbolizan que alguien se atrevió pero abandonó en el intento y señales que aún nadie ha querido colocar porque, total, para quién. Hace años que la provincia vive por y para la palabra "emprendimiento" y, sin embargo, no existe la manera de que un emprendedor decida salir adelante utilizando alguna de las naves de este lugar. Para muestra, un botón. En 2018 salieron a la venta las 19 parcelas que aún no tienen propietario. Tras dos meses de plazo para recibir ofertas, el número de interesados fue, exactamente, ninguno.

El polígono de La Hiniesta Ampliación fue inaugurado en noviembre de 2008 después de una inversión de 12,5 millones de euros por parte del Estado a través de la Entidad Pública Empresarial de Suelo del Ministerio de Vivienda (Sepes). Cuenta con una superficie neta de 226.000 metros cuadrados en la que se distribuyen 75 parcelas para la instalación de otras tantas empresas. En su día, se estimó que todos los terrenos se llenarían y podrían generar hasta 1.300 puestos de trabajo entre directos e indirectos. Hoy, tan solo 25 de ellas están ocupadas y ni tan siquiera el cien por cien del suelo está vendido.

Alguna explicación razonada debe de estar detrás de la crítica situación de La Hiniesta Ampliación, pero los agentes implicados no se ponen de acuerdo en señalar cuál. Para unos, es el precio. Otros apuntan a las dotaciones. La comunicación terrestre, los incentivos, su ubicación... O las licencias, esa palabra que suena como una bofetada cada vez que sale a colación aquello del emprendimiento. Dar facilidades a quienes pretenden crear una empresa es algo que todos reclaman, pero que nunca termina de llegar. El Ayuntamiento de Zamora acaba de rubricar un acuerdo con los colegios profesionales para que éstos ayuden en la tramitación de los expedientes. El decano del Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Zamora, José Luis Hernández Merchán, celebra esta colaboración. "Por primera vez, todos los colegios profesionales y todas las administraciones de Zamora vamos a ir en la misma dirección", señala con satisfacción.

Este acuerdo se antoja necesario en el momento en que el Servicio de Urbanismo del Ayuntamiento de Zamora se encuentra en el punto de mira cada vez que se habla de nuevos negocios en la capital. Y el polígono de La Hiniesta Ampliación no se queda fuera de este razonamiento. "El mayor problema que nos encontramos es la obtención de licencias", apunta Merchán. "Tenemos que cambiar la mentalidad y dar facilidades a quienes se quieren instalar allí, en lugar de ponerles trabas", añade. Una cuestión que entra en conflicto con la tesis defendida por Romualdo Fernández, el concejal encargado del área. "Siempre que hay problemas de este tipo se habla de las licencias; es algo que se repite y que está sobrevalorado", rebate. "La situación del polígono de La Hiniesta no es culpa de las licencias, aunque siempre se aluda a esta cuestión", explica el edil de Izquierda Unida.

Romualdo Fernández no va desencaminado en su análisis de que las licencias urbanísticas se han convertido en el enemigo público número uno de los empresarios e industriales. Ahora bien, los afectados tienen sus razones. El Consistorio es consciente de este malestar y del, en definitiva, mal funcionamiento. Y por eso se ha puesto manos a la obra para agilizar los trámites. Se ha creado la figura de la Gerencia de Urbanismo, se ha incrementado la estructura de personal en el área y se está trabajando en una nueva ordenanza que clarifique cuestiones relativas a licencias de actividad. "En seis meses hemos avanzado muchísimo y por eso pienso que las licencias ya no pueden ser la excusa para explicar por qué no se instalan empresas en Zamora", defiende el concejal.

Descartada la burocracia como razón para la falta de inversión en La Hiniesta Ampliación, en el seno del Ayuntamiento de Zamora apuntan a otra administración como responsable de lo que está ocurriendo. "Sepes es la propietaria del suelo del polígono y es quien debe hacerlo atractivo para nuevos inversores", explica Romualdo Fernández. Esa tesis ha sido explicada en alguna otra ocasión por Francisco Guarido. El alcalde reconocía en las páginas de este diario hace apenas un mes que el abaratamiento de las parcelas del parque empresarial podría ser "tan eficaz contra la despoblación como la reapertura del cuartel de Monte la Reina".

Pero, ¿es caro el precio en este polígono? Según las cifras de la última promoción de parcelas que Sepes sacó a la venta en 2018, el metro cuadrado en La Hiniesta Ampliación sale a una media de 77 euros el metro cuadrado. El Ministerio de Fomento, por su parte, colocó el pasado ejercicio el precio medio de suelo industrial en la provincia de Zamora en 97 euros el metro cuadrado. En Valladolid, la misma entidad vende sus terrenos a casi 150 euros el metro cuadrado y la cifra se multiplica por dos en términos absolutos en el ámbito nacional.

No parece, a priori, que el polígono de la capital se exceda en sus pretensiones económicas, pero la Cámara de Comercio comparte la misma reflexión que el Ayuntamiento de Zamora en este particular. "La situación industrial de Zamora es excepcional y por eso necesita medidas excepcionales", describe Francisco Javier Díaz, secretario general de la Cámara. "Si Sepes está vendiendo a treinta, aquí tiene que vender a diez para que este suelo pueda salir adelante", añade en su explicación. Y todavía hay más. La patronal es firme defensora de la aplicación de bonificaciones para los valientes que decidan arriesgar su dinero. "Con independencia del precio, también hay que flexibilizar las condiciones y facilitar que las empresas salgan adelante", comenta Díaz. Una idea compartida por el decano de los Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales: "El Ayuntamiento tiene herramientas para favorecer, durante un tiempo, a quienes están empezando", zanja Hernández Merchán.

Al margen de licencias y precio, la realidad es que el polígono de La Hiniesta esconde otra serie de cuestiones que no terminan de hacer atractivo el lugar para los inversores. Casi desde el principio, el complejo empresarial encontró deficiencias en materia de dotaciones. Soterramientos de cableado que no llegaban, estrechez de colectores, problemas con la subestación eléctrica e incluso ausencia de depósitos de agua que obligaron a acudir a la lucha a los pioneros que allí se instalaron. Sin embargo, uno de los aspectos más controvertidos se encuentra en el propio terreno y es perfectamente visible a día de hoy. "No es un polígono llano. Así de sencillo. Las parcelas tienen mucho desnivel y solo la inversión que tiene que hacer una empresa para nivelar antes de construir se lleva muchísimo dinero", señala Francisco Javier Díaz.

Una vicisitud que, unida a unos accesos que no han terminado de cuajar, componen un auténtico carretillo de razones por las cuales las empresas pasan de largo de este polígono. Sobre esta última cuestión, el Ayuntamiento de Zamora trabaja a contrarreloj para poder materializar una rotonda desde la carretera de La Hiniesta que, entre otros, pidió Mercadona para instalarse en este suelo. "Tenemos que modificar el Plan General de Ordenación Urbana para poder expropiar los terrenos de enfrente y realizar la rotonda completa porque, en la actualidad, tan solo existe media rotonda", avanza Romualdo Fernández. A ello habría que añadir una señalización no del todo acorde con lo necesario en la vía de servicio existente en la N-630. "Aunque esto, en realidad, sería algo secundario", aporta José Luis Hernández Merchán.

Las licencias, los precios, las dotaciones y los accesos ejemplifican aquello de "entre todos lo mataron y él solito se murió". Pero aquí nadie quiere que esto se muera. Al contrario. Ayuntamiento de Zamora, Cámara de Comercio, Ingenieros Técnicos Industriales y hasta la propia Sepes desean que la plena actividad termine siendo la seña de identidad de este polígono. Para ello, concluyen todos, es necesario remar en la misma dirección. Una tarea a la que esta provincia tiene que acostumbrarse si no quiere terminar en ese tanatorio que ha revitalizado La Hiniesta Ampliación.