"Tenía un director que me decía que solo le llevaba historias tristes y jodidas, pero yo le contestaba que alguien tenía que ofrecérselas". La carrera profesional de Pedro Simón está íntimamente relacionada con el periodismo social. Algunas de esas historias las ha aglutinado en su último libro, "Crónicas bárbaras. Los mejores reportajes de los que no volvieron para contarlo", un trabajo que presentó ayer en el paraninfo del Colegio Universitario, dentro del Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA.

"El libro es toda esa materia prima con la que yo trabajo a diario. Son reportajes cosidos por el dolor y también por la esperanza. Siempre digo que allí donde hay una herida o una paradoja, hay una historia que contar", resume el periodista de El Mundo.

Denomina a estos relatos como "de electroshock", porque su intención "es que produzca un calambre", aludiendo a que el periodismo, además de informar, opinar y entretener, tiene otra función que él considera fundamental: emocionar. "Hay historias que tienen mucho que ver con todos nosotros y que hay que contar. A todos nos une el miedo, que es un gran motor, como lo son el dolor, la esperanza, la muerte, la enfermedad o el amor. No hay nada más universal que todas ellas, que están presentes en la literatura universal", apunta.

Considera, por tanto, que el periodismo también tiene que estar ahí, "en las cosas que nos tocan más de cerca". Personalmente, confiesa que a él le interesan especialmente "porque me hacen mover el culo", bromea. "Por ejemplo, en temas políticos veo más es trampantojo, me cuesta más creérmelo y me vuelvo más cínico si escucho hablar incluso a los míos. Pero con estos otros temas el cinismo te lo metes en el bolsillo", compara el periodista.

Agrupadas todas las historias con un sentido estético y reeditados los reportajes para adaptarlos al formato de libro, actualizando los relatos, Simón califica cada uno de estos capítulos de "ejemplares" y apunta que "hay más ejemplaridad en el fracaso y en la derrota que en el éxito", poniendo como ejemplo que valora más, "con todo el respeto del mundo", a aquella persona drogodependiente que logra salir del agujero y que durante tres días se abre con su historia al periodista que los deportistas que ganan un campeonato del mundo. "Son esas ejemplaridades frente a las que muchas veces giramos la cara o nos parecen detestables", indica.

Los que "volvieron para contarlo" del título de su libro son aquellos "que estuvieron en el barro en la lona y lograron levantarse", aquellos que se han sabido sobreponer a los golpes que les ha propinado la vida. "Siempre digo que no eres la hostia que te pegas, sino lo que haces después de ella. No eres el cáncer que has padecido, ni los años de cárcel que has estado encerrado. Hasta que no estamos muertos, todavía hay esperanza", asegura para finalizar.