El pintor Norberto presenta sus inquietantes propuestas en la exposición que estos días alberga la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida.

-Es la segunda ocasión que expone en la ciudad y rompe un poco con que mostró en la primera incursión.

-He tenido la oportunidad de desarrollar trabajos más específicos de la ciudad que la vez anterior, de ahí que se aprecie como más cercano. He podido hacer de una manera concreta las fachadas de los edificios de Zamora para personalizarlo.

-¿Por qué ha elegido las fachadas de los edificios del ayuntamiento, tanto el nuevo como el viejo, del hotel Horus para protagonizar algunos de sus cuadros e incluso algún rincón del casco antiguo?

-Los edificios de los ayuntamientos los elegí por la repetición rítmica, por las formas de los arcos que, al fin y al cabo, funcionan como si fueran un escenario, como si fuera una composición en la que la figura el automóvil, que es un símil del ser humano, posa, actúa o compone el equilibro con lo que tiene el fondo y los arcos, para mí, recuerdan a un escenario de tramoya clásico. El hotel tiene que ver con esa especie de decoración florida que tiene una parte de modernismo de Zamora. También represento la plaza de toros dentro de mi preocupación más reciente por las eclipses.

-En varios de esos edificios pinta las ventanas abiertas y las cortinas en movimiento con lo que inquieta al receptor de su obra. ¿Qué le mueve a hacerlo?

-Es una manera de presentar una fachada imponente que viste la calle y la convierte en algo atractivo visualmente y ahondar en si hay algo detrás o simplemente es un fondo sin nada. Por eso a veces las puertas están abiertas o cerradas o bien las cortinas se mueven para representar algo del aire en un escenario que está con una sensación como de vacío o al contrario las sitúo para que la atmósfera no esté saturada. Utilizo una luz poderosa, pero al mismo tiempo irreal que crea a veces una atmósfera irrespirable o a veces cálida.

-Los vehículos los emplea como representación de las personas y selecciona modelos de décadas atrás. ¿Cuál es el motivo?

-Los vehículos antiguos tienen que ver con una mirada de recuerdo y nostalgia al juguete de la infancia o a aquellos momentos en los que me llamaron la atención. Son los coches conocidos que tiene un áurea de familiaridad. Son un referente a una época en la que empiezas a tener una curiosidad por las formas y el movimiento o en mi caso el movimiento hipnótico circular de las ruedas.

-Usted también selecciona los vehículos empleados por generaciones para abandonar esta tierra y hablar de la despoblación.

-Es un tema que me interesa tras llegar a mis manos el libro "La España vacía" de Sergio del Molino. Tras su lectura me sentí muy identificado con el resultado plástico del fenómeno. De lo que hay entre el límite de la concentración de las personas en las ciudades, la concentración y la desaparición de todo eso cuando llegas a la periferia. Me interesa el recuerdo de la habitabilidad y la presencia de las personas que ya no están en ese lugar. Por eso con la luz que utilizo intento dar la sensación de que en ese lugar se está bien, pero por otro lado genero la sensación de que ya no hay gente.

- Sus atmósferas constituyen un cuadro independiente.

-Teniendo en cuenta el desarrollo de las distintas disciplinas que tiene que ver con la tecnología, obviamente por el momento en el que nos toca vivir, hay muchas más herramientas para desarrollar la actividad artística a través de la imagen y la pintura solo ha quedado como una más. Lo único que todavía conserva la pintura es la posibilidad de transmitir la sensación de espacio, de ambiente, de transmitir una tridimensionalidad y un estar dentro de algo. Me interesa la sugerencia de las cosas con una explicación mínima para que el resto lo hagas tu con el ojo o con tu propia sensación de verlo. Intento desenfocar para que el receptor que lo vea pueda participar de completarlo con sus sentidos.

-Lo que choca con el momento actual en el que prima lo visual sin complicaciones.

-Los nativos digitales tienen una concepción del mundo a partir del filtro del medio visual y no de la verdad de la perfección del ojo.

-El Mercado de Abastos lo rebautiza como Mercado de Trastos. ¿Por qué?

-Porque tengo la manía de leer los carteles muchas veces y finalmente hago una relectura y quizá por distracción te vas a otros significados (risas). Suelo hacerlo como un guiño al espectador. La nueva significación guarda relación con la sensación que tengo de acumulación de cosas en mi estudio.

-La muestra se complementa con una serie centrada en los puestos ambulantes.

-Para mí son pequeños teatros, pequeños escenarios que se han cerrado y no vuelve a representarse una función. Son ambulantes del mercado de Florencia, que tenían una estética muy similar, del mismo tamaño y me llamaron la atención. Enlaza con la idea de vehículo escenario de tiempos pretéritos.

-¿Por qué esa fijación con el pasado?

-Porque mi idea es unir dos puntos que te lleven a un viaje en el tiempo. Si selecciono elementos del pasado con el presente el resultado es una danza de formas que buscan un equilibrio y que representan cosas vividas, recordadas con el ahora. Desde mi punto de vista el tiempo en la pintura tiene que ser un movimiento rítmico de las formas, se tiene que resumir todo en una misma imagen.