Ecocultura se despide hasta el año que viene con un balance "positivo y exitoso", a juicio del diputado de Agricultura, Ángel Sánchez. La nueva edición de la feria ecológica por excelencia de Zamora dice adiós sirviendo de germen para futuros negocios entre los productores participantes, "los principales protagonistas de esta feria, no nos olvidemos". El responsable del área en la Diputación Provincial recuerda que "es el contacto entre los profesionales" el objetivo de Ecocultura, un reto cumplido que se suma a "la elevada participación de público, por encima de otras ediciones". Tanto es así que "ha habido expositores que se han quedado sin producto".

La actividad, centrada este año en el cambio climático, ha puesto la lupa en la denominada Agroecología. No es un movimiento de consumo, sino un nuevo modelo social, muy presente en la feria Ecocultura que durante este fin de semana se ha celebrado en Ifeza. Esta concepción, cada vez más arraigada dentro de los movimientos por la sostenibilidad del planeta, plantea la necesidad de cerrar el círculo entre la tierra y la mesa. Se trata de una serie de cuestiones ya masticadas por los colectivos ecologistas como el consumo de proximidad, el reciclado de nutrientes o el ahorro de energía, pero con una vuelta de tuerca más. Y es que, lo que se propone es un cambio de mentalidad dentro del sistema, íntimamente relacionado con el feminismo, para conseguir un consumo responsable que lleve consigo una mejor calidad de vida y hábitos en las personas.

La Feria Ecocultura está centrada esta edición en las políticas contra el cambio climático, que ya no es una amenaza, sino una realidad. Por la sala de conferencia han desfilado y desfilarán importantes nombres de expertos que buscan difundir ese tipo de mensajes que consigan hacer "click" en las políticas de los agricultores y ganaderos, principales destinatarios de estas charlas. En la jornada de ayer fueron varios los profesionales que se dejaron ver por Ifeza, tales como Isabel Díez Leiva, del área de Agroecología de Ecologistas en Acción; Carlos Lacasta Dutoir, director de la finca ecológica "La Higuera" y experto en agricultura ecológica; o Carlo Palacios Riocerezo, doctor en Veterinaria por la Universidad de Salamanca.

Todos ellos pusieron sobre la mesa asuntos como la realidad de la agricultura frente al cambio climático, el reto de la biodiversidad alimentaria y la alimentación del ganado extensivo o la práctica de la agroecología como método para enfriar el planeta. Este último concepto ha sido defendido por Isabel Díez Leiva, quien ha ahondado en un documento que Ecologistas en Acción tiene en el horno a la espera de poder difundirlo tras un año de estudio e intenso trabajo por parte de sus miembros. Pero, ¿qué es la agroecología? Según el propio enunciado que toma Ecologistas en Acción, se trata de una propuesta que une los conocimientos tradicionales de agricultores, campesinos e indígenas de todo el mundo con las aportaciones del conocimiento científico moderno, para proponer formas sostenibles de gestión de los recursos naturales. Un nexo de unión, se podría decir, entre la agricultura y el ecologismo en busca de un modelo más sostenible.

Pero eso no es todo. La propia Díez Leiva lo ha expuesto en las conclusiones de su ponencia celebrada en la jornada de ayer en Ifeza. "Va más allá, se trata de la concepción de un nuevo modelo social", ha defendido. El concepto entronca con otra concepción como es la de la soberanía alimentaria, que no es otra cosa que la organización de la producción y el consumo de alimentos de acuerdo a las necesidades de las comunidades locales, siempre dando prioridad tanto a la producción como al consumo propio. Aquí entra en juego el consumo de alimentos de proximidad, una cuestión defendida por las organizaciones ecológicas que operan en la provincia de Zamora y que una vez al mes sacan sus productos a la venta en un mercado celebrado en la plaza de la Constitución.

De la tierra a la mesa es algo más que un mantra y ahí es donde entra de lleno la agroecología. A través del cuidado del suelo y la biodiversidad, el denominado "cierre del círculo" y el reciclado de nutrientes, esta propuesta busca la sostenibilidad de un sistema en el que cualquier ciudadano no tendría apenas falta de alimentos y sí contribuiría con la reducción de emisiones. Esto último lo haría tanto en ahorro en maquinaria agrícola y su contaminación, como en el envasado para transportes kilométricos y en el propio transporte.

El feminismo, por último, es la pieza que falta en el engranaje para que todo funcione. La relación entre las personas y la naturaleza, así como el reparto de las tareas en función de las habilidades de cada cual y no desde un punto de vista patriarcal es un importante precepto de la agroecología. Por eso, más que un modelo productivo y de consumo es un modelo social.