Marta Eguilior es una de las pocas directoras de escena de ópera que trabajan en España. Su trabajo lo conocerán las personas que asistan el domingo en el Teatro Principal, a partir de las 20.30 horas, a las óperas "La dama de Montecarlo" y "Pimpinone" en la cuarta edición del Festival Internacional de Ópera de Cámara, LittleOpera, que echa a andar esta tarde con la actividad divulgativa "Conoce tu voz", en la Alhóndiga a partir de las 20.30 horas.

-¿En qué consiste el trabajo de una directora de escena de una ópera?

-La gente realmente no sabe qué es. En teatro es una tarea muy clara y en ópera es lo mismo. Es la persona que se encarga del diseño y realización del espectáculo y a mayores se encarga de dirigir a los cantantes en su faceta de actores. Creo que para el público de a pie no sabe que hay un director que se encarga de la parte musical y un director que se encarga de la escena en las óperas y en parte es normal porque la cifra de producciones teatrales que se hace en España es mucho mayor que la de óperas.

-¿Ve factible un cambio?

-Esta situación no cambiará nunca porque una obra de teatro la puede hacer incluso una persona sola que es dramaturgo, director y actor que hasta hace un diseño de luces. Para poner en pie una ópera, aunque la hagas a piano, tiene que haber un equipo detrás y unos músicos que tienen una formación detrás. La carga económica es muy importante. En la ópera hay que llevar a cabo una puesta en escena cuidada porque sino se transforma en un concierto.

-¿Y cómo llega a trabajar en este ámbito?

-Yo estaba estudiando Arte Dramático y tuve una práctica de dirección de escena. De manera paralela tenía clases de ópera y la profesora puso un vídeo de La reina de la Noche de "La flauta mágica" en el Real Opera House y me quedé alucinada. De repente descubrí la ópera, descubrí la existencia de la faceta de director de escena. Como estaba en el momento en el que concluía mi formación, pedí una beca para ir a Argentina a estudiar dirección de escena de ópera. Comencé a trabajar en Argentina y luego regresé a España en 2011. Es un trabajo muy divertido.

-¿Por qué?

-Porque es un juego. Es muy interesante porque es una manera de contar historias con los cantantes sobre un escenario, es un trabajo conjunto que se retroalimenta.

-Usted se formó fuera, pero ¿cuáles fueron los primeros pasos profesionalmente en España?

-Cuando regresé dirigí tres óperas en dos años y luego tuve un parón. Escribía a teatros y nadie me llamaba. Generalmente entras en óperas siendo ayudante de alguien y yo cuando volví escribía a directores y éstos ya tenía a sus ayudantes. Todo comenzó a funcionar cuando yo produje una ópera, "La voz humana" de Poulenc, una pieza de la que estoy enamorada, con la que estuvimos bastante tiempo en cartel en Madrid en una sala off, "La pensión de las pulgas". Se lo propuse a quienes gestionan la sala que se implicaron también en la coproducción. Tras estar cuatro meses en Madrid hemos ido a Valladolid, Valencia, Bilbao y Santander.

-¿Resulta complicado para una mujer hacerse con una trayectoria?

-Sí, mucho. Es difícil por el hecho de ser un sector limitado y también por ser mujer. Somos muy pocas en activo, de hecho, solo dos hacemos más de una producción al año. Es un sector más copado por el hombre por convencionalismo porque es un puesto de responsabilidad. Llegará un momento en el que cambiará, pero no será de hoy para mañana.

-Usted este año ha trabajado en seis óperas. ¿Qué tiene que tener un proyecto para que se embarque en él?

-Como dice una amiga mía una de las tres "p" pasta, prestigio o placer. Si no tiene ninguna de ellas, aunque me parezca un título precioso, no lo hago. (Risas).

-Y se implica en LittleOpera....

-Era un festival del que tenía referencias y conocí Conchi Moyano, su directora, con quien he trabajado en "Yo Claudio" recientemente estrenada. Es una mujer enamorada de nuestro trabajo, de la lírica, y me apetecía mucho colaborar en el proyecto. Luego vinieron los dos títulos, muy apetecibles. Me tocó la firma de Poulenc, un autor que me encanta, con "La dama de Montecarlo". Además, hasta ahora no había hecho una ópera barroca y tenía muchas ganas porque me apasiona esa época. Estoy encantada de tomar parte en la clausura del festival, aunque realmente también es una gran responsabilidad.

-¿Qué va a poder ver el público en sus propuestas del domingo en el Teatro Principal?

-En "La dama de Montecarlo" va a haber una relectura de ese drama llevado a los años 60 en un hotel de Montecarlo. Habrá algo muy interesante porque contaremos con vídeos realizados en vivo a modo de respuesta de lo que está sonando. Son vídeos inteligentes que establecen un diálogo con lo que hay en escena. En cuanto a la puesta es muy bonita y estéticamente es muy cuidada. En "Pimpinone", la ópera barroca, efectúo algo que no se ha hecho, incluyo a artistas plásticos durante la función que van a trabajar en la escena. Este texto es una ópera bufa y he creado una puesta en escena con una crítica social bastante fuerte de la lucha de poder y la lucha de clases. A mayores la he situado en los años 40 del pasado siglo. He apostado por metateatro, teatro dentro del teatro.

-En sus trabajos ¿le gusta lanzar mensajes al espectador?

-Sí, puede ser el propio mensaje de la ópera o puede ser un mensaje que tu veas que viene a colación. "Pimpinone" habla del viejo Pimpinone que se casa con la sirvienta y cómo esa especie de lucha, desde un punto de vista cómico porque no había otra forma de hacerlo en su momento, pero ahora sí. En un momento en el que la derecha y la lucha por el poder está en auge creo que debemos de utilizar el arte para concienciar y visibilizar una serie de realidades... no solo hay que visibilizar la parte de disfrute y de gozo, sino también asuntos socialmente y filosóficos

-¿El diseño de la puesta en escena es cerrado o lo adapta a cada uno de los espacios donde se representa?

-En el caso de "Yo Claudio", la última ópera donde he trabajado que se he representado en distintos espacios, la propuesta estética es cerrada, pero estaba pensada para ser adaptada a un mayor tamaño. La esencia es siempre la misma. Yo cuando afronté el diseño sabía que íbamos a ir a espacios más grandes y más pequeños.

-¿Qué prefiere espacios grandes o pequeños?

-Uff... complicado. Depende de la ópera. Estar en el Teatro Romano de Mérida es impresionante o cuando hicimos la parte intimista de "La voz humana" en el Teatre El Musical de Valencia fue una pasada... pues sientes que el cantante tiene al público a tres metros. Depende de la pieza. Hay algunas que te piden un abrazo de espacio.

-De cara al próximo año...

-Tengo proyectos en el extranjero en Italia y Dubai, entre lugares. Me apetece mucho por los títulos que me han ofrecido y porque me gusta trabajar con personas de distintas culturas. Me importa más la ópera que me encarguen o el espacio que el país donde sea el trabajo.