La pobreza infantil afecta a uno de cada tres niños en España. "La tasa de riesgo es una de las más altas en Europa e incluso más que en países por debajo del PIB español o con menores políticas públicas. La pobreza infantil se está convirtiendo en un problema estructural y requiere de la intervención pública y de entidades sociales del tercer sector", alerta Santiago Cambero, profesor de la Universidad de Extremadura, quien este fin de semana participó en la Escuela de Verano organizada por la Liga de la Educación en la ciudad.

La pobreza infantil, por tanto, se ha convertido en un problema que atañe ante todo a familias monoparentales y numerosas. "Se está demostrando que donde más hijos hay, generalmente, hay un menor nivel educativo y cualificación profesional, lo que conlleva una mayor vulnerabilidad social para acceder al mercado laboral", razona Cambero. Un problema que arrastra otros como una renta e ingresos familiares menores y que los niños no puedan acceder al refuerzo educativo, a tener una alimentación nutritiva equilibrada o que pasen frío y calor en sus hogares.

Se trata de una situación de alerta que no ha ido a más gracias a la figura de los denominados "abuelos canguros". Para el profesor universitario, la contribución de estos familiares favorece unas mejores condiciones de vida para sus nietos. "Los abuelos han sido los que han amortiguado los efectos de la crisis y de la poscrisis. Si no hubiera sido por sus aportaciones económicas limitadas y el cariño y atención que ofrecen a los menores en el entorno familiar, muchos estarían en una situación más caótica", subraya, puesto que explica que "un 15% de los hogares españoles cuentan con trabajadores pobres, es decir, con trabajos que requieren muchas horas pero que tienen un coste salarial muy bajo".

Conscientes de este problema, el Gobierno de Pedro Sánchez puso recientemente en marcha el Alto Comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil. Uno de sus vocales asesores, Francisco Javier Moreno, participó también en este congreso de la Liga de la Educación. "Se trata de un tema que requiere políticas generales que incidan en el mercado laboral y en la vivienda, porque los niños viven en familias pobres", razona.

Para Moreno, este Alto Comisionado, de momento, ha sabido dar visibilidad a uno problema que muchos continúan negando "al no ver por la calle a niños desnutridos y harapientos". Sin embargo, la pobreza infantil va mucho más allá. "Se trata de niños pobres en relación a sus pares, tanto en el aula como en los barrios, que no tienen actividades escolares, ni pueden ir a clase de idiomas o llevar una dieta equilibrada", pone como ejemplos. "Es, por tanto, una pobreza invisible que, además, es vergonzante. Pero hay que incidir en ella, porque estas diferencias tienen efectos sobre su salud, su educación y su inserción social".