La falta de lluvias de los últimos meses (Zamora ha pasado un otoño y un invierno secos) se nota ya en los niveles de los ríos y, lo que es más preocupante, en las reservas de agua existentes en la provincia de Zamora. Tanto uno como otro indicador se encuentran en niveles más propios del final del verano, cuando lo peor del año ha pasado ya, que de principios del mes de junio, cuando en teoría todavía se tendrían que notar las precipitaciones del invierno y de la primavera.

Por partes, los pantanos de la provincia acumulan 1.226 hectómetros cúbicos de agua, lo que se traduce en cerca del 70% de la capacidad total. Parece mucho, pero no lo es. Lo habitual durante la primera semana de junio durante los últimos diez años ha sido superar las tres cuartas partes, y el año pasado el porcentaje era superior al 82%. Siendo peor que hace un año y peor que la media de la última década, los datos de agua embalsada son mejores que los de 2017, cuando Zamora -y el resto de España- vivieron una grave sequía.

Por partes, el embalse que más agua tiene es el de Ricobayo, que pese a todo no está ni mucho menos en su mejor momento. El pantano más importante de Zamora acumula 754 hectómetros cúbicos de agua a fecha del pasado martes. Son ocho más que una semana antes. Con todo, no es mucho para una infraestructura de 1.145 hectómetros cúbicos.

A partir de ahí la mayoría de los embalses y pantanos cuentan con un buen porcentaje de agua acumulada, pero no se trata de grandes cantidades al no tratarse, en la mayoría de los casos, de presas de grandes dimensiones. Cernadilla acumula 161 hectómetros cúbicos de agua cuando tiene capacidad para 255. Valparaíso cuenta con 153 y tiene capacidad para 169 y el embalse de Villalcampo está prácticamente lleno, con 63 hectómetros cúbicos de agua acumulados de un total de 66 para los que tiene capacidad.

Aunque no es tan relevante para hablar del futuro como las reservas de agua aptas para consumo humano, la situación con la que el río Duero atraviesa la ciudad sí es un buen indicativo para evaluar la falta de precipitaciones de los últimos meses. Finales de mayo y principios de junio no son meses especialmente conflictivos porque el río se nutre todavía de las lluvias de los meses anteriores, aunque en esta ocasión no es así.

Con tendencia creciente, el Duero pasa por Zamora con solo 26 metros cúbicos de agua por segundo. La altura de las aguas es de solo 36 centímetros en el Puente de los Tres Árboles, punto en el que la Confederación Hidrográfica del Duero tiene instalado el aparato de medición. Se trata de niveles demasiado bajos para principios del sexto mes del año.

Los niveles máximos de los últimos meses se alcanzaron a finales del mes de abril, cuando el Duero bajaba por Zamora con algo más de 240 metros cúbicos de agua por segundo, una cantidad que iba más en la línea de lo habitual para finales de abril.

La media del mes junio de los últimos 15 años es de sesenta metros cúbicos de agua por segundo, casi tres veces de las cifras actuales, siempre con los datos de la Confederación Hidrográfica del Duero. Las cifras con las que el río pasa ahora por Zamora son las típicas de agosto. Lo que sucede es que en septiembre el caudal del río empieza a despertar después de los meses de verano mientras que ahora, con unos niveles bajos, el Duero se enfrenta a las peores semanas del año por lo que a caudal se refiere.