En las últimas semanas son muchos los mensajes que, desde determinados partidos políticos, se vienen lanzando para "concentrar el voto" de un determinado espectro político. La idea, indican, es que no suceda lo que pasó en las elecciones de finales del mes de abril, cuando la dispersión del voto (sobre todo en la derecha) fue una de las causas que sirvió para explicar el repunte del PSOE y la más que probable formación de un nuevo Ejecutivo nacional presidido por quien ahora es presidente en funciones, Pedro Sánchez. Sin embargo, la concentración del voto tiene menos sentido en unas elecciones, las municipales, en las que entrar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Zamora es mucho más sencillo que conseguir escaño en el Congreso de los Diputados.

Por partes, conviene comenzar recordando lo que sucedió en las elecciones de abril. Obtuvieron escaño PSOE, PP y Ciudadanos, por este orden. Esto hizo que miles de votos emitidos por los zamoranos no tuvieran ninguna representación en el Congreso de los Diputados. Aunque hay quien culpa a la Ley D'Hont, la realidad es que el reparto por este método es bastante justo. La explicación hay que buscarla por tanto en el reparto por circunscripciones, que da solo tres diputados a Zamora.

Aunque hacer extrapolaciones es complicado porque el panorama que se presenta con las elecciones municipales en Zamora es distinto al que hubo con las generales, la realidad es que los cinco partidos más votados el 28 de abril hubieran obtenido asiento en el Salón de Plenos de la Casa de las Panaderas.

Vox y Podemos fueron los dos partidos más perjudicados por el reparto por circunscripciones que hace el sistema electoral español porque, en conjunto, lograron más de ocho mil votos que no se tradujeron absolutamente en nada. Sin embargo, una Ley D'Hont aplicada a los resultados de los comicios de hace unas semanas hubiera propiciado la entrada de Vox en el Ayuntamiento con tres concejales. Podemos hubiera hecho lo público con dos representantes. Así, los votos de estos dos partidos no hubieran caído en saco roto, algo que sí sucedió a finales de abril.

Los partidos minoritarios, así las cosas, tienen muchas más opciones de conseguir representación en estas elecciones que en las pasadas. Eso sí, también hay que recordar que la ley electoral marca un baremo mínimo que debe superar todo aquel que aspire a conseguir concejal. Si una formación política se queda por debajo del cinco por ciento de los votos emitidos, no obtendrá representante en el Salón de Plenos.

Daño... o no

En esta situación se encontraron hace cuatro años Adeiza y Ganemos Zamora. Ambos sumaron más votos que lo que costó el último concejal electo (1.042 votos, y fue para el Partido Popular), pero no consiguieron representación al no llegar al cinco por ciento.

La cuestión ahora es valorar si esas nuevas opciones políticas que se presentan a las elecciones pueden hacer -o no- daño a los partidos mayoritarios. Si un partido consigue 1.200 votos, no llega al cinco por ciento y se queda sin concejal, es fácil pensar que esos votos hubieran venido muy bien a otra formación que, quizás, también se quede sin ese concejal. Lo que es cierto es que el panorama está ahora más abierto que nunca. Jamás tantos partidos se habían presentado a unas elecciones municipales y es que a la tradicional fragmentación de la izquierda se suma ahora la de la derecha, algo nunca visto.