Silvia Fernández

Fue la zamorana que le puso cara a la diversidad en Europa. Ganadora, junto a varios compañeros de Bachillerato del Colegio Santísimo Sacramento de Madrid del concurso "Euroescola", Ana Mateu Alvaro, originaria de Granja de Moreruela, fue la encargada de expresar a través de la danza lo que significa la multiculturalidad, la verdadera herencia cultural de una Europa que se ha forjado a golpe de emigración e integración.

Todo comenzó hace un año. La estudiante zamorana, junto con sus compañeros de clase Dana Sharel, Paula Fernández, Mónica Secó, Eduardo González, Isa González, Sandra Aguilera, Paula Gil, Ana Grajera y Lucía López, decidieron presentarse al concurso Euroescola, un proyecto creado para jóvenes de los países miembros de la Unión con el fin de concienciarles y darles una imagen más directa de la solidaridad europea. "Nos presentaron la idea en la clase de inglés", cuenta Ana Mateu, y " se nos ocurrió que fusionando el poder de la música, la palabra y el movimiento podríamos expresar lo importante que es la diversidad". En realidad, el concurso giraba en torno a la herencia cultural europea, pero Ana Mateu Alvaro y sus compañeros decidieron dar un giro y "anteponer las personas a la gastronomía o a la arquitectura". Acordaron reivindicar las distintas interpretaciones que pueden tener las palabras con un vídeo en el que aunaron palabras, lenguaje de signos y danza. Y el galardón llegó. Fue la iniciativa ganadora de la Comunidad de Madrid y, hace unas semanas, la presentaron en el Parlamento Europeo ante los eurodiputados y otros 500 jóvenes de los estados miembros. "Es una de las experiencias más enriquecedoras que existen", reconoce la joven zamorana, "porque no solo conoces a personas de otras culturas, sino también cuáles son sus ideas". Con una puesta en escena sencilla, Ana Mateu Alvaro, junto con Dana y Paula, reivindicaron la diversidad que ha hecho grande a Europa, una herencia de la que "deberíamos estar orgullosos y por la que deberíamos luchar", insiste. "Somos diferentes", dijeron en la gran sala, "pero compartimos una gran etiqueta como consecuencia de nuestro origen: somos europeos, mantengámonos unidos, crezcamos siendo diferentes pero enriqueciéndonos los unos a los otros".

Tras la presentación del proyecto ganador, la estudiante granjeña cuenta que los eurodiputados "nos decían que somos el futuro cercano de Europa y es cierto, muchos podremos votar ya en las elecciones europeas del 26 de mayo".

Asegura que lo que más le ha impresionado es la burocracia que existe: "Todo acuerdo debe pasar, al menos, por tres comités antes de llegar al Parlamento", lamenta, aunque entiende que "es comprensible dada la magnitud de la Unión". Y señala, con cierta pena, que las instituciones europeas son las grandes desconocidas para el ciudadano de a pie, a pesar de que legislan leyes y normas que nos afectan a todos. A los líderes europeos y españoles les lanza el mensaje de que "la diversidad es una realidad y es imposible huir de ella sin recrear los genocidios que asolaron, no hace tanto, este continente" y les recuerda de "la importancia de la educación".

Optimista y con una sonrisa permanente, Ana Mateu está convencida de que el número de jóvenes radicales y xenófobos no es tan alto, aunque se pregunta ¿por qué parecen tan numerosos?. Ella misma responde: los jóvenes racistas poseen más voz a través de las redes sociales que información.

Como ganadora de "Euroescola", la zamorana tuvo que asistir también al comité de empleo juvenil que se celebró durante la jornada, una reunión en la que "me dolió escuchar que España es el segundo país europeo en desempleo juvenil". De espíritu crítico e inconformista, la estudiante lamenta que en nuestro país "no se valore ni la innovación ni la juventud" y que "las empresas solo busquen el enriquecimiento".

En un año decisivo para su futuro, Ana Mateu desvela que quiere dedicarse a la investigación dentro del campo de la neurociencia y sentencia: "Tendré que buscar oportunidades fuera de España".

A punto de cumplir la mayoría de edad, esta joven de origen zamorano cree que España necesita más formación en todo lo práctico porque "memorizar ya no es un modo inteligente de desarrollo", así como en nuevas tecnologías y en habilidades sociales. A ella no le faltan.