"Los periodistas estábamos allí para contarlo" es el último proyecto literario de Fernando Jáuregui, quien ha aglutinado las experiencias de 150 profesionales, entre periodistas, fotógrafos y viñetistas, sobre su labor durante la Transición. Una labor con unos principios que parecen haber sido olvidados y a los que Jáuregui insiste en regresar para volver a la esencia de la profesión.

-¿Cuáles eran las principales complicaciones para los periodistas a la hora de ejercer su labor durante la Transición?

-Habría que distinguir dos épocas distintas. La primera, con una censura brutal y simplemente ridícula. Después hubo que ir abriendo cauces y lo hicimos al mismo tiempo que la clase política, porque era algo nuevo para todos y teníamos que ir haciendo camino al andar.

-¿Considera que era necesario un homenaje a estos profesionales?

-Más que un homenaje, este libro se ha planteado como un proyecto de vida. Estamos diciendo que estábamos allí y que somos parte de la historia, con todos los fallos y flaquezas que tuvimos, a veces con un excesivo compadreo con los políticos, porque hicimos el camino juntos. Pero, a pesar de todo, creo que el balance global es bastante positivo.

-Echando la vista atrás, ¿se ha valorado toda esta labor de los periodistas?

-No lo sé, supongo que sí. Pero creo que los periodistas teníamos mejor fama y prestigio que ahora. Lo hemos ido perdiendo, como le ha ocurrido a la clase política, y tenemos que asumirlo.

-¿A qué se puede deber este descrédito?

-A que hemos claudicado muchísimo. Hemos hecho cesiones tremendas y nos hemos olvidado de un principio sacrosanto que es aquel de "noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique".

-¿Ha contribuido a esta situación el auge de las nuevas tecnologías?

-No, más bien es que nos hemos vuelto muy acomodaticios y nos hemos olvidado de que el periodismo tiene que ser algo presencial, lo que significa que cuando ocurre algo tienes que levantarte del asiento e ir y ese pequeño detalle lo hemos olvidado y es muy malo haberlo hecho. Ahora parece que estamos en la generación Google, creyendo que solo mirando en el buscador lo tienes todo y no es así.

-Y las redes sociales se han convertido a la vez en altavoz, donde cualquiera puede dar una noticia.

-Pero muy acríticamente. Hay que volver al periodismo crítico, el de verdad, plantarse críticamente hacia lo que ves y, sobre todo, ante las falsas noticias, que son muchas, empezando por muchas encuestas de opinión. Eso, sin hablar de las falsedades puras y duras que se dan todos los días. Los periodistas nos hemos vuelto partidistas, estamos alineados y demasiado comprensivos con lo que hacen los partidos. Todo ello nos está haciendo perder prestigio. Las redes sociales en general, y Twitter en particular, parecen que están para denostar al periodista, lo que también contribuye a nuestro desprestigio.

-¿Cuál debe ser la misión actual del periodista en España?

-La de siempre, que es contar las noticias y reflejar la realidad tal y como tú la ves, no como la quieres crear. Es algo bien sencillo, habría que volver a los viejos hábitos y recordar, como he dicho anteriormente, que noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique.

-En la actualidad, ¿hay temas más sensibles de tratar?

-Ahora todos los temas son sensibles, porque estamos en una crisis política brutal. Llevamos tres años y medio donde no se legisla ni se avanza nada, ni tan siquiera se pacta. Además, la figura del jefe del Estado está siendo cuestionada todos los días de manera tremenda y nadie hace nada, es algo realmente preocupante. Lo que deberíamos hacer sería hablar con conocimiento de causa primero, ya sea en las tertulias o en las columnas de opinión. La gente se pierde en la brillantez de la columna, pero se olvida del contenido y de que hay que documentarse bien. Estoy viendo una falta de conocimientos brutal entre mis compañeros en general y yo mismo confieso que muchas veces en una tertulia me he visto obligado a opinar sobre determinadas cosas de las que no tengo ni idea. En ese caso, siempre intento callarme o, por lo menos, no gritarle demasiado al resto.

-¿Es complicado comprender y, sobre todo, explicar la situación por la que atraviesa España?

-Es muy complicado, pero hay que comprenderla y, sobre todo, no tirar la piedra más lejos de la realidad que los demás, inventándonos lo que nos da la gana. Hay que volver a los viejos buenos principios, que consistían en colocarse críticamente ante la noticia, mirarla e intentar contar lo que no cuentan lo demás y hacerlo mejor. En definitiva, las viejas esencias del periodismo, porque no se ha inventado nada nuevo.

-En la actual situación política en la que está el país, parece que cobra fuerza el partido de Vox, ¿qué valoración hace de su avance?

-Más allá de como ciudadano, me preocupa muchísimo como periodista. Recientemente, estuve en un desayuno informativo con Santiago Abascal y le pregunté sobre unas declaraciones públicas suyas sobre los medios, muy descalificadoras por su parte, comparándolas con las que había hecho Trump. Su respuesta fue que el presidente de Estados Unidos tenía toda la razón. Así que, si Trump o Abascal van a estar descalificando a los periodistas, no vamos bien y, como profesional, me parece un auténtico error.

-El éxito cosechado en Andalucía, ¿es una premonición de su recorrido nacional o esos resultados se quedarán solo como anécdota más allá de Despeñaperros?

-Por desgracia, creo que va a tener varios millones de votos en el resto de España. Si ha tenido solo en Andalucía 400.000 apoyos, aunque no sea más que por trasposición pura y dura, tendrá varios millones en el resto del país.

-¿Qué le parece el giro que ha dado el Partido Popular en sus declaraciones tras las elecciones andaluzas y el éxito de Vox?

-Si el PP quiere parecerse a ellos, dejando de ser un PP centrado, los extremistas preferirán el original a la copia y, entonces, estaremos perdidos.

-¿Era cuestión de tiempo este resultado para Vox, mirando lo que estaba pasando en el resto de Europa?

-Pero no solo en Europa, sino también en Estados Unidos. No entiendo a los que quieren acabar con el proyecto europeo, porque me parece algo muy saludable y maravilloso y no me acaba de convencer el que queramos tirarlo todo por la borda. ¿Es porque no queremos a los emigrantes? ¡Pero es que los necesitamos para cubrir nuestros presupuestos de Seguridad Social, para que nos den de comer y tener pensión en el futuro! Han sido nuestra salvación, así que está siendo una posición extremadamente egoísta.

-Ahora Vox, hace pocos años Podemos, un partido en el otro extremo político. ¿Cómo es esto posible con tan poco margen de tiempo?

-Porque en Europa y en el mundo entero están muriendo y surgiendo nuevos partidos políticos cada día. Lo malo es que los que llegan están siendo peores que los anteriores y estamos en una involución absoluta de toda la sociedad, no solo de la clase política. Es algo muy preocupante.

-¿Cómo valora la crisis que está atravesando ahora el partido de Pablo Iglesias?

-Podemos era un fenómeno muy coyuntural, basado en las ambiciones y personalismos de algunos más que en las ideas. Llegó despreciando a los demás más que construyendo y esto, al final, se paga. Había, sin duda, un descontento con el bipartidismo y con que los grandes partidos se hubieran olvidado de la gente, que se abrazó a otra cosa. Y es lo que está pasado ahora mismo con Vox en el otro extremo. Además, hay un trasvase de votos de Podemos a Vox. Estamos hablando simplemente de un descontento generalizado, una patada en las espinillas a la clase política, que ha degenerado mucho con lo que había en la Transición. Ahora no piensan en España y en el bien común y en los ciudadanos, sino en ellos mismos. El propio Feijoó, en un acto de presentación de mi libro, dijo que PP y PSOE se estaban olvidando de los ciudadanos y solo pensaban en ellos mismos. Si los políticos lo reconocen, qué esperan que digamos nosotros. Y luego salen cosas esotéricas como Vox, que no está destinado a perdurar mientras no se baje de la jaca el señor Abascal.

-¿La relación de los políticos con los periodistas también ha cambiado?

-Estamos en un momento de involución también en cuanto a las relaciones con los medios. Me acuerdo que las relaciones con UCD eran casi modélicas, vistas desde la distancia, aunque tampoco fueran perfectas. Las relaciones con las diferentes clases políticas de la época eran estupendas comparadas con ahora, que nos maltratan. Que no me hablen de transparencia porque, por parte de algunos de los esos partidos, nunca la ha habido. Cierto es que algunos lo son más que otros y ciertos personajes son especialmente herméticos, pero, en general, hay que decir que lo mismo que Feijoó, que solo piensan en ellos.

-¿Deberían entonces echar la vista atrás y aprender de la Transición?

-Yo también trabajo en otros países y allí hablas con un jefe de prensa y se pone al teléfono o le pides el contacto con el político y, cuando puede, te atiende. Porque el político tiene que tomar contacto con los intermediarios de la sociedad, que somos los periodistas. No puedo estar contento con la situación actual en España, porque así no te dejan desarrollar la labor para la que estamos, que es informar a la opinión pública.

-Con todos estos mimbres, ¿se atreve a vaticinar un futuro político para España?

-Teniendo en cuenta el poco valor que puede tener mi pronóstico, creo que va a haber un bajón del PSOE gobernante si sigue así, agravado por la crisis de Podemos, porque no se van a poder sustentar el uno en el otro y no creo que haya un trasvase automático de Podemos al PSOE. Sánchez tendrá que convocar elecciones antes del próximo año, porque creo que el tema de los Presupuestos Generales se le pone muy cuesta arriba, sobre todo con el juicio a los presos secesionistas catalanes, que es un tema muy grave y muy serio y en el que no se está defendido al Estado lo suficiente, aunque ahora esté al frente Irene Lozano para combatir por la imagen de España, pero eso va a ser muy grave.

-¿En qué sentido?

-Va a desgastar a todos: Gobierno, instituciones y judicatura. El tema de Cataluña es el que está desgastando todo y el que está haciendo que involucione la sociedad española. Al final, el auge de Vox y el declive de los demás es Cataluña.

-¿Y qué va a ocurrir en las elecciones generales?

-Creo que, si funcionan bien, habrá una coalición de centro derecha. También la podría haber de centro izquierda, pero, en cualquier caso, Ciudadanos va a estar en el centro. Y habrá una coalición de centro derecha que gobernará. Y es que lo de la izquierda es menos viable si el señor Sánchez se empeña en seguir atacando a Ciudadanos. Como coalición con Podemos no va poder hacerse y con los separatistas tampoco. Así que vaticino un cambio similar al ocurrido en Andalucía. Lo preocupante es cuánto va a influir en esa vuelta de tuerca Vox, qué va a pedir a cambio de ello, si la cabeza de los inmigrantes o que todos montemos a caballo como Abascal. Pero es algo que me preocupa bastante.