El Festival Internacional de Música Pórtico de Zamora morirá con la marcha de su creador y director, Alberto Martín, quien ha luchado a brazo partido, contra viento y marea, durante sus 16 años de historia para mantener uno de los eventos culturales que ha colocado a la capital como referente de los certámenes de música antigua. La noticia se dará a conocer oficialmente en los próximos, según ha podido confirmar este diario, sin que por el momento Martín haya materializado por escrito tal decisión, aunque en el entorno más cercano se sabe de su determinación desde hace días.

El Festival ha ido creciendo en prestigio por el esfuerzo en traer a Zamora a músicos de primer nivel nacional e internacional en música antigua. El último ejemplo, el programa "Ars curae" de la última edición, la de este marzo pasado, que volvió a conseguir agotar las entradas en tiempo récord y contó con la colaboración y coproducción del Centro Nacional de Difusión Musical, la colaboración de las instituciones local provincial y autonómica, del Obispado de Zamora, de la Fundación Iberdrola y de La Opinión-El Correo de Zamora.

El Pórtico de Zamora ha sido calificado por los entendidos como un festival con marchamo internacional por una calidad que ha tenido su reflejo en la difusión obtenida en los medios de comunicación y el calado entre el público más especializado. El certamen musical ha logrado tener entidad por sí mismo, saltar la barrera de la provincia y de la comunidad autónoma y situarse entre los más esperados entre los melómanos, aunque el presupuesto siempre ha sido ajustado.

El Pórtico ha logrado salvar la crisis económica, aunque la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Zamora y la Diputación Provincial redujeran sus aportaciones, e implicar al Obispado para prestar sus templos como escenario.

La iglesia de San Cipriano ha acogido grandes espectáculos, al igual que otros templos de la capital, como San Ildefonso este años, algunos ligados directamente a la tradición semanasantera zamorana, a sus cánticos sacros relacionados con actos litúrgicos y desfiles procesionales como el Miserere que se entona en la noche del Jueves Santo en la plaza de Viriato, uno de los momentos más emotivos.

Detrás de la iniciativa de Alberto Martín está el objetivo de "promover las relaciones humanas a través de la música", según manifestó en la presentación de este último certamen. El Festival ha sido un activo turístico que pone en valor la cultura y el patrimonio de la ciudad. Y se extinguirá con la marcha de su impulsor.