La Audiencia Provincial de Zamora celebró ayer la primera jornada del juicio que se sigue por la presunta estafa sufrida por trece cooperativistas que se quedaron sin dinero (en total unos 260.000 euros) y sin casa tras una fallida promoción en terrenos de Rhiconsa del Plan Parcial Los Navajos, el mismo de Siglo XXI, por la que se sientan en el banquillo de los acusados un conocido promotor, R.R., la administradora de la sociedad gestora, M.J.M.T., la administrativa, F.V. y los tres principales cargos del consejo rector: J.M.L., R.M.Ch. y N.Z.R.

El caso arranca en el año 2008, cuando el promotor, propietario de parcelas en Siglo XXI se pone en contacto con una conocida, M.J.M.T., experta en la gestión de cooperativas de viviendas en Valladolid para desarrollar una promoción de 38 viviendas en régimen cooperativo. Juntos forman una sociedad que se llama Gescomar Norte a partes iguales con una aportación de 60.000 euros cada uno, que sólo pone el promotor zamorano, R.R.. Los trámites echan a andar con la oficina de Valladolid y posteriormente otra en Zamora, en Cardenal Cisneros, con una antigua empleada del promotor como administrativa y comercial, F.V. También se constituye la cooperativa, con unos primeros socios que son todos familiares o amigos de R.R. o alguno de sus tres hijos. Al frente de esta se ponen J.M.L., un peón que trabajaba para Rhiconsa como presidente y R.M.Ch. y N.Z.R. parejas de dos vástagos de R.R. respectivamente como vicepresidenta y secretaria.

Cooperativa y sociedad gestora empiezan a trabajar, buscan más cooperativistas y sacan adelante todos los trámites, desde el arquitecto al constructor hasta la declaración de viviendas de protección oficial por parte de la Junta de Castilla y León. Surge un problema urbanístico con el Ayuntamiento que retrasa la licencia de obra, a pesar de lo cual parece que la construcción está lista para empezar e incluso se llega a hacer la explanación.

Sin embargo, las viviendas acaban sin hacerse y el dinero que habían adelantado los cooperativistas, calculado en unos 260.000 euros, desaparece.

Lo que se ventila principalmente en el juicio es si la culpable del "extravío" del dinero es la administradora, M.J.M.T, que según el resto de acusados desapareció de repente después de dejar la cuenta de los cooperativistas a cero o si fue el promotor R.R. y la estructura de empleados y consejo rector montada por él mismo quien se quedó con los cuartos, ya que según dijo eran ellos, la administrativa y los máximos responsables de la cooperativa los que tenían acceso a las cuentas bancarias. El caso es que el dinero que ponían los cooperativistas había desaparecido: 600 euros iniciales, 6.400 a la firma del compromiso de compra y cantidades mensuales de algo menos de 300 euros; por ejemplo, uno de los cooperativistas perdió 13.900 euros que aún no ha recuperado. En total, faltan unos 260.000 euros. Cuando aflora el descubierto la oficina cambia de sede a un local de Rhiconsa en Santa Clara 2, y la empresa cambia de nombre a Gescomar Zamora. Hay cooperativistas que quieren seguir adelante con la construcción, a otros les huele mal el asunto y abandonan: "Me retiré cuando vi que era una estafa", declaró uno de los testigos. La cooperativa, en fin, se va a pique. Los intentos de saber qué ha ocurrido con la contabilidad oficial caen en saco roto y el asunto acaba en el juzgado.