Estos días el pintor vallisoletano Isidoro Moreno López presenta una veintena de obras en la galería de arte Ángel Almeida-Espacio 36.

-En su segunda visita a la ciudad reúne un amplio abanico temático.

-Se trata de una exposición muy variada porque soy un pintor de paisaje, pero que cambia mucho de temática. Hace un par de años me interesó Liébana, realicé una serie de cuadros con los que llegué a una serie de conclusiones y di por concluido el tema. Me van surgido nuevos intereses o bien descubro un paisaje nuevo y me enamoro de él e intento descifrar sus códigos y sus mensajes de lleno. En la muestra se presenta las obras que responden a las inquietudes de descubrir el paisaje en los dos últimos años. Aparece desde un nocturno de un pueblo pasando por Albarracín, el tema más amplio que se contempla y que pinto desde 2008 porque comencé a asistir a un curso de pintura que se imparte en la localidad y en el que ahora soy profesor.

-El mar también tiene cabida en la muestra.

-Es una temática importante en mi producción. Yo pinto paisajes vividos en los que me han surgido cosas, en donde he pasado tiempo? infinidad de aspectos que hacen que uno conecte con lo que está viviendo en esos momentos. Las nieves es otra producción también presente, que abandoné hace unos años y que no sé si volveré a retomar porque son impulsos lo que te lleva a pintar un paisaje u otro. En momento tengo unos intereses distintos.

-Y ¿cuáles son ahora?

-Estoy descubriendo Castilla, aunque mi producción más reciente está enfocada en los pinares. Es pino es un árbol que siempre me ha parecido atractivo y este verano he pasado mucho tiempo entre pinares y he descubierto la luz tan magnífica que hay al atardecer que hacen que los verdes del pino se vuelvan como naranja. Ahora estoy trabajando en pinares y en grandes panorámicas de Castilla.

-En estos paisajes no hay cabida para la figura humana.

-En otros momentos he abordado el desnudo femenino o bien el tema de los galgos, de hecho se exhibe una obra en la sala porque guarda relación con el lugar donde yo pasaba los veranos había muchos y con los que yo tenía una relación extraña y a la vez muy interesante. El paisaje lo pinto porque me siento libre. No me condiciona, puedo girar 360 grados y tomar partes de un lado u otro para componer mi propio paisaje? con el paisaje carezco de ataduras de formas, de estructuras previas, como puede ser un bodegón. Soy figurativo, pero no realista por lo que con el paisaje doy pie a mi creatividad pintando un paisaje que está basado en hecho reales, pero muy interpretado y pasado por mi filtro y del que extraigo una serie de conclusiones.

-¿Y qué conclusiones está alcanzando con la Castilla que pinta?

-Me siento muy identificado con este paisaje que está muy parcelado. No hay una línea recta en la vida de ninguno de nosotros. Esas parcelas son como pausas en las que yo me siento muy identificado. Los cambios que hay de una parcela a otra hacen que me sienta muy reflejado porque mi vida es muy cambiante y mis sensaciones son muy distintas.

-¿Para usted esa identificación entre motivo y autor resulta necesaria para poder pintar?

-En mi opinión es fundamental. El paisaje para plasmarlo de una manera sincera hay que comprenderlo y sentirlo.

-En esta muestra apuesta más por la textura con respecto a su primera exposición hace un par de años en Zamora.

-Cada vez soy un pintor más matérico que rompo con las normas establecidas en los tratados de pintura. En mis cuadros parte está empastada y en otras zonas casi se puede apreciar el soporte. Con la materia también compongo y trazo líneas compositivas. Es un lujo trabajar con las posibilidades que brinda el óleo.

-Usted ha sido alumno y ahora docente en el prestigioso curso de pintura de Albarracín.

-Albarracín me enseñó a pintar, aunque la carrera la acabara en 1998 y asistiera por primera vez a esa formación becado en 2008. Debido a la gran calidad de los profesores, el número de alumnos, unos 70, y la convivencia que se genera ha supuesto un escalón muy importante en mi trayectoria. En este curso te enseñan a sentir el paisaje. Tras lograr varios años la beca para asistir, la directora me propuso entrar a formar parte del equipo docente. Un pintor siempre quiere estar delante del lienzo, pero es muy enriquecedor compartir experiencias e inquietudes con el resto de compañeros.