Seis personas han perdido la vida en las carreteras de la provincia durante las vacaciones estivales en cinco accidentes con víctimas mortales. Desde que el pasado 29 de junio se iniciara la primera de las operaciones salida, el saldo de siniestralidad ha sido nefasto y el número de fallecidos ha crecido en dos respecto al verano pasado. El primero de los siniestros ocurría pocos días después del inicio del periodo vacacional en El Perdigón. Fue el 5 de septiembre, cuando un joven de 21 años perdía la vida tras colisionar con un tractor. Un día más tarde, el 6 de julio, una colisión entre dos vehículos en la N-631 a la altura de Pozuelo de Tábara dejó dos personas fallecidas y una tercera herida de gravedad en el accidente más grave ocurrido no solo en la provincia de Zamora, sino en el conjunto de Castilla y León.

Ya en el mes de agosto, el día 2 fallecía un hombre de 60 años y nacionalidad portuguesa tras colisionar dos vehículos en la N-122 a la altura de la localidad de Fonfría y otro varón de 78 años fallecía en la ZA-714 a su paso por Manganeses de la Lampreana tras ser arrollado por un vehículo. El triste capítulo de siniestralidad en las carreteras finalizó el pasado 30 de agosto con un nuevo atropello, en esta ocasión en la ZA-P-1510 entre las localidades de Brime de Urz y Quintanilla de Urz.

30 muertos en la región

Los datos del Centro de Gestión de Tráfico, la Guardia Civil y el Servicio de Emergencias 112 recogidos durante todo el verano arrojan una cifra de 30 muertos en las carreteras de Castilla y León. Los accidentes más graves se produjeron en Zamora -el anteriormente mencionado de Pozuelo de Tábara- y en la provincia de Burgos, en la N-I a su paso por Quintanapalla, en el que fallecieron dos personas y otras cuatro resultaron heridas como consecuencia del choque entre una moto, un turismo y un camión.