Ariadna es "hacedora de trampas", le gusta curiosear todo lo visible y lo que no lo es. Siempre risueña y pensando en qué proyecto embarcarse, esta artista multidisciplinar es adicta a componer listas de quehaceres. Ha publicado su primer poemario "Gafas con purpurina verde" con tan solo 26 años. Hoy muestra la visión particular de su arte.

- Has sacado tú libro, Gafas con purpurina verde, hace poco. ¿Por qué ahora? ¿Está centrada únicamente en él?

-Mi libro es algo que llevaba mucho tiempo en el horno y que quería sacar, lo he publicado y está ahí, pero no estoy a tope con él porque no me paso el día buscando sitios donde venderlo. Ahora mismo, estoy más centrada en pintar.

-¿Qué supone el libro para usted?

-El libro para mí es una síntesis de todo lo que he experimentado en mi vida hasta ahora, de todo lo que me hace ser quien soy. Necesitaba hablar de un montón de personas que he conocido, de experiencias que he vivido, es como una etapa de mi vida, es cerrar un ciclo. El libro se centra en mi infancia y adolescencia sobre todo: primeros amores y desamores y también unas pinceladas de mi momento presente.

-¿Por qué decidió optar por la autoedición?

-No encontré ninguna editorial que me pareciera que iba a tratar el libro mejor que yo. No quería que nadie me obligara a hacer cosas que son necesarias para vender más pero no para que el libro exista. Ya que era mi primer hijo y que hablaba de mi infancia tenía que hacerlo yo, quería que fuera mío.

-¿Cuánto esfuerzo le ha supuesto? ¿Cómo se puede adquirir el libro?

-Me ha supuesto un esfuerzo considerable reunir el dinero para poder hacerlo porque yo hacía trabajos pero también tenía que comer, pagar el alquiler del estudio? Cada vez que tenía dinero se me iba. En mi cabeza no paraba de pensar cuando voy a poder sacar esto que ya está listo para imprimir y no podía hacerlo. Pero justo tuve un trabajo bien remunerado y dije ya, aunque mañana no comas, envíalo ya. Pero sí, me costó mucho porque como quién dice acabo de terminar la carrera y piensas en necesidades básicas. Ahora mismo estoy esperando para poder sacar la segunda edición. A través de mi página web www. ariadnachez.com se publicará cuando este disponible de nuevo.

-Hace unos meses hizo una intervención en el Metro de Madrid cambiando un vinilo de la línea circular y poniendo línea 13. ¿Cómo se le ocurrió? ¿Hubo algo más en esa obra?

-Ese proyecto se llama cetro 13, es un juego de palabras. Entré en el metro y vi la línea circular y dije esto es lo que voy a hacer. Estuve horas y horas en el vagón escribiendo un poema, hasta que no lo acabe no salí. El poema trata sobre llegar a una ciudad nueva y el miedo que te da, las personas que te rodean que son desconocidas pero iguales. Entonces copié el estilo de la impresión del cartel de la línea de Metro y puse las palabras que componen mi creación. Una intervención es como tatuarse... siempre quieres más. Me había fijado ya en las pegatinas amarillas que ponen cuando hay una protuberancia en el suelo que señala precaución, muchas están rotas por lo que decidí hacer las mías propias con 6 de los títulos de mi poemario. Cuando las pego, intento que tengan conexión con el entorno. Por ejemplo, un día puse "cráneo" al lado de una pared que acababan de picar por las obras.

-¿En qué está trabajando ahora?

-Estoy trabajando en tres cosas interconectadas. La primera, hacer unas pegatinas rojas como las amarillas, es un proyecto que acabo de terminar y solo me queda imprimir. Tiene que ver con un libro que he acabado hace poco. "Leer contra la nada", que trata sobre por qué el ser humano necesita leer y qué hace con tu mente. Mi idea es ponerlas también en el metro. Lo segundo en lo que estoy trabajando es pintar, aunque en los últimos meses me he dado cuenta de que todo lo que hago tiene que ver con escribir, con el cómic, no acababa de encontrar el sentido... entonces voy a trasladar el lenguaje de mis viñetas a la pintura al óleo. Y la tercera cosa es sacar una segunda edición del poemario.

-¿De dónde saca su inspiración?

-En mi día a día la búsqueda de la inspiración no existe, es decir, no hago ese cambio. Durante el día hago fotos, cuando estoy comiendo pienso en qué tengo que hacer, siempre estoy apuntado cosas que se me ocurren. Nunca pienso ya he trabajado mucho hoy, voy a irme a dormir, sino que todo el rato mi mente está ocupada. Si estoy con mis amigos, intento que la conversación vaya al arte, soy un poco "coñazo"... (ríe).

-¿Cómo definiría su arte?

-Creo que multidisciplinar, es algo que está a la orden del día. Hay muy pocos artistas que solo se dediquen a pintar o esculpir y aunque así lo hagan se sirven de medios informáticos. Pero yo creo que las disciplinas han caído hace muchos años. Pero si tuviera que definir mi arte, diría que soy hacedora de trampas, recordando a Oteiza en la Prehistoria: los hombres hacían trampas para cazar, hoy en día hacemos trampas para explicar a Dios y atrapar a otros hacia nosotros.