El músico Luis María Martín Negro es fundador del grupo de folk Santarén Folk que acaba de publicar un nuevo trabajo discográfico.

-Hace unas semanas Santarén Folk presentó su nuevo disco, su séptimo trabajo.

-Nuestro anterior disco, de hace dos años, era el punto y final de todo un ciclo. Somos un quinteto muy inquieto que experimenta que ahora llevamos un estilo mucho más elaborado. En este trabajo titulado "Semilla de luz" hay arreglos muy elaborados. La sonoridad es de música folk, pero la técnica compositiva de clásica. Están aplicadas muchas técnicas distintas, hay acordes complicados y no ha sido fácil de tocar para nadie. Además, han colaborado con nosotros Ana Alonso y Marina Diégez.

-Los temas ¿son complicado a la hora de escucharse?

-No, todo lo contrario, se escucha muy bien. Está pensado para que todo el público pueda escucharlo. Queríamos que fuera un trabajo que gustara a la gente que le sigue el folk, pero también a no tan aficionado a este estilo, que atraiga a todos.

- "Semilla de luz" reúne doce temas que ¿son versiones, canciones propias??

-Hay de todo. Sobre una, dos o tres melodías tradicionales que se mezclan hay interludios e introducciones y demás, hechos por nosotros. También hay un par de canciones en las cuales a un tema tradicional se suma una segunda parte escrita por mí. En este disco dos obras son completamente mías y nos hemos lanzado a poner letras. Hemos elegido este título, nombre del primer tema porque es letra nuestra y recoge tres melodías de distintos pueblos y otra mía. Este disco es lo que hacemos exactamente en los directos.

-Eso es comprometerse con su trabajo.

-Bueno... es nuestra filosofía. Nosotros hasta tenemos casi canciones protesta, aunque sea en folk. Nosotros estamos pegados a la realidad, por todo lo que nos ha caído encima en la última década.

-Un disco tan complejo ¿cómo se ha grabado?

-Ha sido una locura. Inicialmente íbamos a sacarlo antes. En diciembre empecé con una afección vocal que para hacer mi trajo normal me hubiera valido, pero no para grabar un disco. Era mejor retrasar todo el proceso. Hicimos un "crowdfunding" en el que pedimos solo parte de un importe. Lo hicimos para ver qué fuerza tenemos porque ahora no hay casi tiendas de disco y los trabajos los vendes tras los conciertos. La experiencia ha sido una inyección de moral. Estamos muy agradecidos a la gente que lo ha comprado por anticipado y a quienes lo están adquiriendo en Mil Hojas o en Semuret.

-Usted forma parte de grupos también de música clásica, ¿para cuándo un concierto de alguna de esas formaciones?

-El mundo de los conciertos de la música clásica está muerto desde que desapareciendo las obras sociales de las cajas. Antes había miles de recitales en España y ahora solo unos cientos, por lo que los colectivos de este género están en paro. De esta circunstancia no se habla apenas, pero había muchas personas que tenían su forma de vida en los conciertos. España tuvo una época en la que estaba muy atrasada en el mundo de los conciertos, pero empezábamos a coger una posición gracias al impulso dado desde las cajas. Al desaparecer, ni instituciones ni entidades privadas cubren lo que había.

-Y ante ese panorama ¿qué se puede hacer?

-Es una cuestión de ir recuperando. En estos momentos hay demasiada gente haciendo música, demasiada gente preparada y mucho interés por los conciertos, pues atraen realmente a mucha gente. Para mí se trata de una cuestión de hábito. Era una cuestión de las que se encargaban las cajas porque era cómodo y ahora tienen que ser otras instituciones las que tomen el relevo. Es una cuestión de tiempo que lo tomen, mientras tanto estamos atravesando un desierto. Las figuras siguen tocando, aunque sea cobrando menos; los chicos que acaban de empezar tienen recitales porque apenas cobran porque quieren tener currículum. Yo me niego a tocar gratis salvo que el fin sea benéfico porque establecemos precedentes muy malos. Esto también afecta al mundo del folk porque las cajas impulsaban ciclos de este género con un rigor.

-Al menos en Zamora las instituciones siguen respaldado al folclore.

-Se acuerdan sí, pero menos. En Zamora los grupos de baile baila a lo largo del año, pero los de música de folk que necesitamos un montaje con un equipo de sonido prácticamente el único momento que tenemos para tocar a lo largo del año es la Muestra de Folclore de San Pedro. El resto del año resulta muy complicado hace algo.

-¿Habría que crear ciclos para el folk y música clásica para que hubiera citas una vez al mes o al trimestre?

-Yo me conformaría con que hubiera una o dos veces al año, pero que existiera una continuidad. Nosotros actuamos este año en la muestra porque teníamos un nuevo trabajo, pero muchos otros compañeros se quedaron fuera. Quizá la culpa de que no haya más ciclos la tenemos los propios grupos porque la Concejalía de Cultura está abierta a los proyectos que le llegan. Creo que tenemos que unirnos para presentarles proyectos conjuntos al Ayuntamiento.

-Mubaza reúne a una serie de grupos de música de múltiples estilos, ¿por qué no se agrupan los de folk?

-En la música que procede del folclore hay tantas orientaciones que nos está pasando lo que les ha pasado antes a los de la música ligera. No entiendes cómo puedes unirte con uno que coge unos cacharros y se pone a gritar cuando tú haces unos arreglos o cómo esa persona se une con uno que toca tres dulzainas.... y lo superamos o desaparecemos. Somos poco visionarios al no unirnos.