El músico, compositor e investigador artístico Agustín Castilla-Ávila habla con verdadera pasión de su trabajo. Su ópera "La luterana" podrá verse este sábado en la FRAH dentro de LittleOpera.

-¿Cómo un guitarrista da el paso hacia la composición?

-Siempre tuve esa inquietud creativa. Siendo alumno del conservatorio en Sevilla no me gustaba excesivamente practicar, como le suele pasar a los niños, escribía cositas y se las enseñaba a mis profesores y todos me decía que no perdiera en tiempo con eso, sino que estudiara. (Risas). Siempre me ha llamado la atención demostrar a través de las composiciones cómo percibo el mundo. En el 1998 fui el primer guitarrista becado por la Fundación La Caixa y lo logré porque enseñé mis composiciones. A partir de entonces me marqué el objetivo de hacer obras cada cierto tiempo. Del 1998 a 2002 viví en Londres, donde comencé a recibir formación en composición. Me interesaba cada vez más este ámbito y cada vez más guitarristas comenzaron a tocar mis piezas, lo que fue muy motivante. En 2002 cuando estaba en Arizona en Arizona State University sentí que necesitaba continuar con la composición.

-Y ¿de qué manera comienza a escribir óperas de cámara?

-La ópera ha sido fundamental para que yo trabajara la composición. El teatro y la música son mis dos pasiones y si las unes tienen mucha fuerza. Me atrae todo lo escénico y crear una historia y mostrársela al público. Como compositor me atrae mucho los personajes femeninos de luchadoras. La primera ópera que escribí fue "Adán de Eva", luego vino "La Dulcinea de Don Quijote", por un encargo.

-¿Y cómo surge "La luterana"?

-En 2016 una profesora del Mozarteum me habló de Katharina von Bora, un personaje al que no conocía. Comencé a leer sobre la mujer de Lutero y me plantée una ópera corta sobre su figura. Para su escritura me documenté mucho en la vida de Katharina von Bora, un personaje maltratado por la historia por el hecho de tener un género determinado. No se conserva ninguna de las cartas que envió a Martín Lutero, aunque las de él sí. También me llamó mucho la atención que Lutero sin esta mujer tan fuerte a su lado no hubiera aportado tanto a la historia.

-En la representación estarán únicamente tres personas, la cantante Domenica Radlmaier, el percusionista Juanjo Guillem y usted mismo.

-Es un desafío escribir para que estén tan pocos profesionales en escena y tener tantas cosas en la cabeza y querer mostrarlo todo. Cada uno realiza muchas funciones. La soprano tiene un registro grave, por lo que encaja, y también toca el órgano. Las guitarras que utilizo son tres y las combino con una serie de objetos para conseguir un contraste en la instrumentación. Además, Juanjo, uno de los buques insignia de la percusión a nivel mundial, emplea muchos objetos de percusión e incluso hace un dúo de guitarra conmigo. Esta ópera la hemos representado en Madrid, en la sala Galileo y tuvo una excelente acogida, lo que se nota en la concentración del público. Para mí es fundamental porque mi deseo es conectar con el público.

-Su propuesta se ha incluido en el festival LittleOpera, dedicado a la ópera de cámara.

-Es un honor que la responsable de su organización, Conchi Moyano, haya apostado por mí como compositor porque conocía mi currículum y porque vio unos fragmentos de "La luterana" en Internet. Fue ella la que contactó conmigo y la que me pidió esa ópera en concreto, no otra. Para mí es un honor ya formar parte de un festival por el pasan excelentes profesionales, lo que también es toda una responsabilidad.

-Su propuesta es vanguardista ¿ayuda eso a acercarse al género a nuevos públicos?

-Creo que algunas óperas pueden ser más duras para el oído, pero en general es uno de los géneros de la creación del ser humano más bonitos que existe. Yo soy fan de otros estilos de música, me apasiona el rock de los 70 y no por eso tengo que decidir entre ópera y otros estilos. Quizá por el tipo de sonoridades al tener una instrumentación tan reducida y para mantener al público en la historia uno tiene sus recursos como compositor. Está intentando la llamando la atención con ciertos sonidos y silencios para que la percepción del oyente siga y hay algunos momentos, como cuando tocamos las guitarras eléctricas, que suenan quizá como eléctricas y al mismo tiempo no. La curiosidad por saber qué está pasando ahí ayuda a que el público se sumerja.

-Habla del silencio, un elemento que usted trabaja.

-Catherina cuando estaba dentro del convento no tenía libertad de hablar, por lo que el silencio es un hábito que adquirió en su vida y en la ópera está presente. Además, llevo muchos años como investigador artístico en el campo del silencio y he desarrollado una especie de pintura gráfica, denominada en castellano, "Los bodegones del silencio". Son partituras escritas con silencios que van contando una historia y que finalmente se convierten en un retrato de la persona a la que están dedicados. Luego un paso adelante fue la ópera "The rest is silence" donde se unen varios elementos. Tenía mucha curiosidad por saber cómo podía funcionar que una ópera la puedan disfrutar una persona que pueda oír y otra que no. Fui desarrollando muchos planteamientos hasta que finalmente escribí una protesta silenciosa por la destrucción del medioambiente, donde cambio los valores entre la música y el silencio.

-Por esa obra ha recibido un premio de la región de Salzburgo donde usted reside desde hace años.

-Llevo 14 años en Austria y ese premio para mí, que sería algo así como una beca anual de composición que otorga cada año la región de Salzburgo, significó muchísimo en muchos aspectos.

-Usted lleva muchos años residencia fuera. ¿Tiene todavía España mucho que aprender en el mundo de la música clásica más allá de los Pirineos?

-Cada vez tengo menos contacto con cierto ámbito musical en España. En mi caso debo de confesar que tuve mucha suerte. La sensación que tengo es que no hay demasiado apoyo, en Salzburgo me siento muy respaldado por las instituciones. En Austria las personas responsables de áreas culturales son personas apasionadas por el arte y la música, lo que se fundamental porque tienen una sensibilidad con quien realiza proyectos culturales. En España existe un mucho nivel creativo y en la composición musical, el problema que tenemos es que muchas de las personas que deciden no están a ese nivel. En Austria la ópera tiene cabida en los medios de comunicación tanto nacionales como locales, algo que en España, lo echo en falta.

-¿Cuándo dará el salto a una ópera larga?

-Estoy con varios proyectos entre ellos una ópera grande titulada "Cerro Rico" sobre una mina en Bolivia que estoy trabajando con el libretista Herbert Mackinger.