Un 22 de julio de 1968 abrió las puertas la cárcel concordataria de Zamora, "caso único en el mundo", en la que llegarían a cumplir condenas los llamados "curas rojos" por su oposición a la dictadura de Francisco Franco, por su lucha social y obrera, todos "sufrimos juicios sumarísimos y torturas en las comisarías", recuerda una de las víctimas, el exsacerdote Juan Mari Zulaika, el más joven de aquellos religiosos, que hoy tiene 78 años, uno de los cuatro primeros en ingresar en el centro penitenciario. Los últimos llegarían en 1972, si bien hasta 1975 la concordataria continuó en plena actividad.

En la Prisión Provincial de la carretera de Almaraz, se habilitó un reducido espacio, una cuarta parte de la cárcel, para hacinar a los llamados "curas rojos", represaliados del franquismo, en unas condiciones que no eran las mejores, "era peor, era un recinto pequeño, donde no se podía hacer deporte, sin biblioteca, con unos inviernos que helaban...", era un pabellón separado por un muro.

El régimen franquista aislaba así a los "curas rojos" del resto de presos políticos para "reprimirnos con igual o mayor saña", torturados en las comisarías, denuncia una vez más Juan Mari Zulaika. Esa cárcel especial se materializó "retorciendo las bases del Concordato con el Vaticano", que "se plegó al dictador una vez más". Así, de julio a diciembre de 1968 ingresaron 14 sacerdotes vascos y llegaron a sumar 53 en tres años.

Los que aún quedan con vida siguen empeñados en que el país, Zamora, el mundo entero conozca cómo se las gastaba la dictadura franquista que en estos últimos días los seguidores de Franco siguen negando. Los curas fueron encarcelados por luchar para mejorar la vida de la gente, de sus feligreses, una represión que les confinó en Zamora.

Ahora, aquellos presos políticos a los que se negó el derecho a oficiar misa, se les juzgó y condenó a penas de entre 10 y 12 años de cárcel -por seguir huelgas, repartir panfleto o ser de ETA, que en esos años no tenía crímenes, su lucha era política, contra la dictadura-, subraya el exsacerdote, preparan un documental que incluiría el centro penitenciario de Zamora.

Los represaliados se reúnen este próximo día 22 en una comida en Bilbao, junto a la iglesia de San Vicente y cerca de la Audiencia Provincial, para rememorar lo que supuso la creación de aquella cárcel concordataria y sus experiencias a lo largo del encarcelamiento en Zamora, durante el que llegó a producirse un incendió, "la prendieron fuego como forma simbólica de exigir el fin del Concordato entre Estado y Vaticano que se firmó en 1951, en el franquismo, que continúa vigente, con algunas diferencias, para mantener en pie los privilegios de la Iglesia Católica cuando estamos en un Estado aconfesional", remarca el excura, quien incluye la derogación del acuerdo entre las exigencias de estos represaliados franquistas y de las condenas.

Cada uno de los asistentes a ese encuentro escribirá sus vivencias sobre aquel tiempo en prisión, escritos que conformarán un "cuaderno de reflexiones sobre aquellos hechos, sin perder la perspectiva de hoy, con presos políticos como los chicos de Alsasua o los mandatarios de Cataluña", agrega Juan Mari Zulaika.

La obra "La cárcel concordataria de Zamora: una prisión para curas de la España Franquista" es una de las últimas editadas, en las que se documenta lo sucedido en la Prisión Provincial en esos tiempos del tardofranquismo (1969-1975), años en los que la dictadura usó su mano de hierro para reprimir a los españoles contrarios al régimen.