Una calle o su presencia en la novela "Calle Feria", que escribiera Tomás Sánchez Santiago, conforman las referencias más cercanas sobre Miguel Berdión, un pianista desconocido pese a que "fue un músico de primera línea y los grandes críticos de la época lo alababan". Así de taxativa se muestra Raquel Fernández Berdión, catedrática de flauta travesera en el Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner" de Oviedo que ha estudiado en profundidad la figura de ese pianista y compositor zamorano del que se cumplen 50 años de su muerte y al que se le tributa un homenaje el próximo sábado en un concierto-presentación de un cd con sus partituras conservadas.

Miguel Berdión Álvarez (Zamora 1897-1968) era hijo de un pianista que tocaba en iglesias, en cafés y que, junto a su mujer, regentaba una academia de música. En ella el pequeño Miguel comenzó a destacar, pero la muerte del progenitor cuando contaba con seis años le obligó a afrontar los compromisos de su padre para sostener económicamente a la familia. A un joven Miguel le escuchó en el Casino de Zamora el director de orquesta, Enrique Fernández Arbós, una "figura musical del momento" que presionó a la Diputación de Zamora para que le becara para estudiar en Madrid.

El zamorano se trasladó a Madrid en 1919 y estudió de manera particular con el pianista José Tragó. Durante los años de formación en la capital de España, Berdión estuvo alojado en la Residencia de Estudiantes donde entabló amistad con Dámaso Alonso, Luis Buñuel o José Cubiles. Sin embargo, la ayuda asignada por la Diputación "no era suficiente" para poder hacer frente a los costes de la vida en Madrid y las clases, por lo que tuvo que comenzar a dar conciertos en algunos locales, como el conocido Café Gijón.

Una beca de la Junta de Ampliación de Estudios le permitió trasladarse a París en 1921 donde se formó con "los músicos más importantes del panorama internacional", como Maurice Ravel, con quien estudió composición, y el intérprete Alfred Cortot, por cuya mediación, conoció y trabó amistad con Pau Casals o Jacques Thibaud.

A mediados de la década de los años 20 su carrera comienza a despegar. Con "La Argentinita", la estrella del momento, entre 1929 y 1931 efectuó tres giras "muy extensas" que llevaron al músico por Estados Unidos, Japón o Canadá sin olvidar el continente europeo. En estos conciertos, con un repertorio principalmente español, Berdión no sólo acompañaba a la cantante, sino que también realizó intervenciones como solista e "incluso la crítica internacional lo fue reconociendo como un pianista al que equipararon con los grandes intérpretes del momento", enfatiza la autora del estudio "Miguel Berdión, pianista y compositor".

A su último concierto en Nueva York asistió Stravinsky "para quien le tocó " Petrushka", pues tenía una versatilidad de que permitía incluir obras que no estaban en el programa", aporta la experta que guarda un lejano parentesco con el pianista y compositor.

Berdión también firmó un contrato para realizar una gira de conciertos en solitario entre 1931 y 1933 por Europa, Estados Unidos y Japón. En este periplo el pianista interpretó "la música que más sentía como propia desde Chopin, Liszt, Brahms, Desbussy, Ravel, Stravinsky, Turina, Granados, Falla o Halffter y tras un concierto monográfico de Chopin, autor en el que era especialista, en Berlín uno de los críticos más severos de Alemania, le calificó de coloso y de ser el colorista del piano más grande que ha conocido", aporta Raquel Fernández que también cita "la mano negra" y el "olvido" que rodea a Miguel Berdión, pues en su investigación se ha topado con que en la Sociedad Filarmónica de Oviedo se conservan todos los programas de las actuaciones "salvo las dos" realizadas por el zamorano o que de los numerosos conciertos del Ateneo de Madrid solo ha logrado localizar "referencias en la prensa de la época".

Con la Guerra Civil, Miguel Berdión Álvarez regresa a Zamora y se instala definitivamente en la casa familiar. El desastre de la contienda, la muerte de Gabriel Miró y Federico García Lorca, al que llamaba "el artista completo" así como el fallecimiento de "La Argentina" le hunden. El músico se centra en el estudio del piano, la composición y la enseñanza. Hay que avanzar "hasta 1938 para encontrar evidencias en prensa de su vuelta a los escenarios", precisa la estudiosa.

En 1944, el pianista, nombrado hijo predilecto de Zamora en 1932, realiza una serie de conciertos y plantea su cuarta gira por Estados Unidos y Canadá, aunque no efectuará finalmente la serie de recitales por decisión propia.

En los 50, Berdión "está prácticamente retirado de los escenarios. Se dedica a componer, estudiar y dar clases de piano. Pasa largas temporadas en Madrid donde frecuenta el Café Gijón y se relaciona con intelectuales del momento", agrega la catedrática de flauta travesera. En ese momento Concepción Lebrero acudía a sus clases. "Era un profesor fantástico y un hombre tímido", agrega esta mujer que reivindica la puesta en valor de este músico. También era pupila por entonces de "don Miguel", Natividad Gamazo. Esta octogenaria, que ha ejercido como profesora de piano en el Conservatorio de Zamora, puntualiza: "Era un hombre amable, muy humilde y cercano que tenía una memora extraordinaria. Nos enseñaba las obras de memoria, sin partituras".

Hasta sus últimos días Miguel Berdión prosiguió con la docencia. Una trombosis cerebral le hizo desplomarse en un conocido café de Zamora en 1968.

Con respecto a su faceta de compositor, escribió más de 60 según Eugenio Rugarcía, cuñado y amigo del músico, y únicamente se conservan aquellas publicadas en "Galería de retratos. Miguel Berdión Álvarez" y otra en la Biblioteca Nacional. Esas obras evidencian que "es un compositor de la Generación del 27. El neoclasicismo es la tendencia que mejor define su interés por componer obras inspiradas en el lenguaje de otros compositores como homenaje a ellos", sostiene Raquel Fernández. La experta remarca que Berdión, que podía estar tocando horas y horas, "tuvo la capacidad de traer a España la música de Ravel y Debussy y de exportar la música española, pianísticamente complicada". Una trayectoria espectacular caída en el olvido.