La muerte de un zorro por envenenamiento podría costar tres años de inhabilitación al propietario de un rebaño de ovejas, en cuya explotación, situada en Sogo, la Guardia Civil halló zorro muerto y un recipiente con raticida, así como bolsas con restos del veneno en las inmediaciones, lo que llevó a imputar el fallecimiento del animal al industrial, el 23 de febrero de 2016.

El hombre, para quien el Ministerio Fiscal exige el pago de 3.600 euros, así como la prohibición de cazar durante tres años, pena máxima que permite el Código Penal para los delitos contra la fauna, por el que está procesado el ganadero al estimarse que utilizó veneno para cazar, procedimiento prohibido como medio no selectivo de caza por la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad.

El industrial está acusado de colocar en sus dos fincas de Sogo, en el término municipal de Pereruela, "múltiples envoltorios" que contenían raticida, cuyo uso está prohibido y "exclusivamente permitido para el exterminio de roedores, en circunstancias determinadas y cumpliendo normas específicas, en túneles o instalaciones cerradas o a 0,5 metros de distancia de las edificaciones, siempre en portacebos". En el caso investigado, la Guardia civil encontró diversas bolsas de veneno en los alrededores de las dos fincas, en zonas de paso de los animales silvestres, zonas que frecuentan para poder llegar a los lugares donde hay agua.

El zorro que murió envenenado apareció cuando, el uno de marzo de 2016, los agentes inspeccionaban los alrededores de lugar en el que días antes, en febrero, antes había aparecido otro zorro muerto del que sospecharon que podía haber muerto envenenado también, puesto que a escasos metros del cadáver habían localizado seis envoltorios vacíos del raticida y una botella de plástico de cinco litros que tenía en su interior más bolsas, además de cinco envases más vacíos en el interior de la parcela. Los agentes se toparon en la finca en la que el imputado tenía recogidas las ovejas una bolsa vacía de una marca de raticida. En el interior de la explotación ganadera, los agentes localizaron un cubo con más raticida que llevó a la Guardia Civil a sospechar que el hombre había tenido al menos 12 kilos de veneno, ya que cada bolsa individual tenía capacidad para cien gramos de raticida.